Desde el grupo cultural trabajadores de la Jefatura Provincial de Tráfico de Huelva, nos remiten un escrito descriptivo de la situación coyuntural que está viviendo España, redactado por Federico Soubrier y rubricado con cuatro obras fotográficas y pictóricas, tituladas ‘España Yerma’.
(Texto: Federico Soubrier. Fotografía1: Ricardo Leiva Arias. Dibujo: Pepe Márquez García. Pintura: María del Carmen Septien Arroyo Fotografía2: Juan Antonio Fernández Domínguez)
Si por atrever me atreviese, osaría a comparar la obra de García Lorca “Yerma” con la situación que actualmente se vive en España. Por supuesto, esta campesina frustrada por no poder engendrar sería el pueblo, incapaz de levantar cabeza, sintiendo mes a mes que no germina nada en su vientre, en su tierra, en su mar. Y cómo no, a su marido Juan, con nuestro gobierno estéril, negado para preñarla, inepto en gestar ningún tipo de vida en ella, poniendo en duda su fertilidad día a día.
Esperemos que aquí no se cebe la tragedia, Yerma terminaba asesinando a Juan, ya que sus convicciones le impedían engañarlo en vida.
Hace pocos años, cuando por fin los trabajadores pudimos ir modernizando nuestra flota de automóviles, realizar al menos un viaje al extranjero en nuestro periodo de vacaciones, pagar nuestros impuestos gracias a la paga extra e ir viendo como los negocios del país progresaban a la vez que nuestros hijos se podían formar y encontrar trabajo sin diferencias notables de status con las clases pudientes de siempre, poco podíamos pensar que la corrupción política y allegada iba creando un agujero que crecía a marchas forzadas, los dineros salían de las arcas nacionales y se desintegraban volando hacia paraísos fiscales o en ampliaciones de patrimonios bien encubiertos. De ninguna manera imaginábamos que nos harían a los que trabajábamos pagar el pato. Abortando aquel idílico embarazo que incluso permitía que el Estado de Bienestar diese protección a los que tuvieron menos suerte.
De pronto, increíblemente se gravó la cultura, se encareció la educación y se abarató el juego, se planeó permitir fumar en los casinos, habiendo echado a la calle a los fumadores nacionales en pleno invierno como apestados, se incentivaron los beneficios en los despidos a los empresarios, fomentando la necedad para las futuras generaciones.
Ahora se acabaron las vacaciones, hundiendo a agencias de viajes y a hosteleros, subieron las tasas universitarias, ampliando las diferencias de clases, bajaron las ayudas de todo tipo, aumentaron los impuestos, disminuyeron los salarios, nuestros hijos o no pueden estudiar como los de las “élites” o tienen que empezar a irse fuera en busca de empleo y España se queda Yerma. Se pretende rescatar a los que viajan en yates, a la banca, y al “hombre al agua” se le echa el salvavidas de plomo.
Pronto se acabará el café en el bar y las cervezas de los sábados, al igual que las comidas fuera de casa, las pymes irán cerrando poco a poco. Eso está sucediendo, se están cerrando muchos locales, incluso los que abrieron este mismo verano, tiendas de todo a cien, bares y las siniestras pegatinas y carteles de “Se vende” o “Se alquila” tienen minadas las fachadas, paredes y puertas.
Aumentarán los morosos por obligación y no por devoción, los bancos serán inmobiliarias y el precio de los pisos caerá a menos de lo que costaron. La falta de consumo nos llevará a la miseria de una posguerra sin contienda.
Como gran preocupación de lo que digamos entendemos un esbozo de amenaza de alguna asociación militar, que cuanto menos suena a tambores de guerra sobre el tema de la independencia de Cataluña y cómo no respecto a los recortes de sus sueldos, al igual que el de los funcionarios, conocedores directos de los pecados políticos, forzadamente por obligación, como el reciente caso del Tribunal Constitucional. La verdad es que la posibilidad de un ejército en la calle suena a otros tiempos. El temor es que una infección en la uña pudiese acabar en amputación de pierna por posible gangrena.
El varapalo sindical de recortar horas e impedir con ello los desplazamientos a reuniones que después germinaban con propuestas en las mesas de negociación, hoy mesas de ejecución en las que solo se comunican decisiones y no se pacta nada, como antaño, en aquellos malos tiempos, que a base de recibir golpes se consiguieron superar. El obrero pierde al representante y retrocede años luz en el túnel del tiempo.
El que la mentira y no el incumplimiento de un programa electoral nos sitúe ante un imposible divorcio de cuatro años, viendo como reiterados embusteros se enriquecen, sin mecanismos legales que lo impidan, a la vez que gozan de la inmunidad de hundirnos, se traduce en una tierra árida, seca y muerta, que no solo no da vida, sino que va terminando con la poca que queda.
El posible futuro presidente de Estados Unidos se permite utilizarnos como ejemplo único y escogido de entre los casi doscientos países reconocidos en el mundo de lo que no se debe hacer y Alemania critica la corrupción en España, analizando si nos presta o no unas cadenas de por vida.
Todos o casi cada uno de los economistas mundiales coinciden en que en las anteriores crisis los países que aplicaron políticas de austeridad salieron escaldados.
Para constatar que no solo es un pensamiento personal, ya que públicamente la repulsa está extendida, se presenta este digamos manifiesto refrendado por respaldo del arte fotográfico y el pictórico, de una ola que se une a la escritura queriendo romper en la arena estruendosamente, para ser escuchada por quien buen entendimiento tenga. Todos somos trabajadores de la función pública y casualmente trabajadores de la Jefatura Provincial de Tráfico de Huelva.
Si en Yerma “Víctor” pasaba por ser la solución habría que ir pensando cuál será la nuestra.