(Texto y fotos: José Antonio Mayo Abargues) Promocionar el turismo no solo es editar folletos e instalar carteles alusivos a los encantos de una localidad, ni rascarles los bolsillos a los sufridos comerciantes para colocar la publicidad de sus maravillas gastronómicas o comerciales en medios audiovisuales, escritos o digitales, pues esto beneficia más a los que viven de los que viven del turismo, que a los propios comerciantes.
Entre las mil maneras que hay de promocionar el turismo, se encuentra la denuncia, sí, la denuncia, que nadie se alarme; la denuncia de ese otro paisaje vergonzoso por el que van a transitar los turistas atraídos por esa publicidad —a veces engañosa—, de lo que les ofrece el lugar de descanso que han elegido, y que puede llegar a convertirse en una pesadilla que nunca olvidarán. La denuncia pública es la manera más eficaz de terminar con estas situaciones que espantan al turismo, y es por tanto, la mejor herramienta para atraer a un turismo que disfrute de su estancia, que se vaya contento para que después repita, y sobre todo que divulgue entre sus amigos y conocidos la riqueza turística de la localidad. La denuncia es la forma más rápida de conseguir ese objetivo, si no de una manera inmediata, sí en un plazo de tiempo muy corto.
Recuerdo un verano que elegí para pasar mis vacaciones una famosa localidad costera de Andalucía, que ofrecía a sus visitantes unas vacaciones de ensueño. Nada más lejos de la verdad, sus calles se encontraban sucias, atestadas de basuras, y se podía observar un abandono generalizado en toda la localidad. Lógicamente volví a dar la vuelta a mi coche y me dirigí a otro lugar más decente. He aconsejado a todos mis amigos que no vayan nunca por allí.
Para promocionar el turismo hay que estar en condiciones de ofrecer calidad, seguridad, limpieza, servicios; y ante todo, cuidar mucho la imagen de la localidad, porque si no estaremos vendiendo un producto semejante al de esas tiendas llamadas “Todo a cien”.
En las fotografías que acompañan a este artículo podemos ver las dos caras de la moneda de la promoción turística de Mazagón. La cara de esta moneda es un cartel instalado en la entrada a Mazagón que muestra algunos de los indiscutibles encantos que tiene esta población, con el eslogan: Mazagón…un sueño. La cruz de la moneda nos enseña algunas vergüenzas que el turista nunca tendría que ver. Esta foto está tomada frente a las puertas de un hotel, un impacto visual que se quedará pegado en las retinas del visitante para el resto de sus días. De la foto hay que señalar varias cosas; la primera que la marquesina es ¡la parada del autobús!, utilizada por los usuarios del hotel. Si llevamos la vista un poco más abajo podemos observar el poste de una farola sin farola y una serie de contenedores de basura reventados y con las ruedas rotas. Todo esto, frente al inmenso mar azul de las paradisíacas playas de Mazagón. Esta foto bien podría servir de cartel de despedida, con el eslogan: Mazagón…una pesadilla.
José Antonio Mayo Abargues