(Texto: Alberto Vavene) Indignación.
Es lo que siente cuando tienes que buscarte la vida para estacionar cuando fui al recinto ferial de mi pueblo. Y sin indicaciones de parking.
Es lo que se siente cuando con un bebé en un carro y dos niñas, tenemos que utilizar la carretera nacional para poder acceder a la misma. El arcén de dicha carretera es ocupada por vehículos malamente estacionados y que la autoridad competente no ponga medios para evitarlo. Teniendo que utilizar dicha vía a lo largo de unos 500 metros.
Es lo que se siente cuando tras el anterior sofocón, sumado al estricto control de seguridad que efectuaba sobre las niñas veo una auténtica cacicada.
Es lo que se siente cuando paseando con el carro y las niñas por el recinto ferial en zona de atracciones. Me tengo que apartar de dicha zona con los pequeños para que pueda acceder a la zona de seguridad un vehículo turismo marca Citroën C4. Con el peligro que conlleva juntar menores y vehículos.
Es lo que se siente cuando observo que dicho vehículo estaciona en la zona de los servicios de emergencia.
Es lo que se siente cuando observo que el conductor de dicho vehículo es un conocido concejal y portavoz popular de Cartaya.
Es lo que se siente cuando dicho concejal abre el maletero del C4, tras observar previamente que nadie se percata de su actuación.
Es lo que se siente cuando saca del maletero un carro de bebé y todos los atuendos propios de un bebé, procediendo la esposa del mismo concejal a bajarse de la parte trasera del vehículo con el bebé en brazos y sin ninguna protección infantil en la parte trasera (como es el capazo con cinturón de seguridad).
Es lo que se siente cuando unos padres tienen más privilegios y seguridad que otros. Y usan dichos privilegios en beneficio propio. ¿Ésto se llama?
Es lo que se siente al observar que el vehículo es de una casa de renting. Por lo que no quiero pensar que utiliza un vehículo oficial del ayuntamiento de Cartaya para un uso personal.
Moraleja, no por ser grande y con barba hace a la persona con clase. Y la clase de este señor concejal me la demostró ayer en la feria de mi pueblo. Cartaya.
No me importa decir que dicho concejal se apellida barroso.
2 comentarios en «Carta al director: Los privilegios de un concejal»
Con las noticias tan importantes q hay como se puede escribir sobre estas tonterías . Veo con un gran futuro al autor y al periódico q la publica. No salgo en defensa de nadie pero vaya «cagada» gastar tinta en esta noticia.
Le felicito a ud por su denuncia pública de los abusos de ciertos señores por llamarlos de alguna forma, que se creen con privilegios sobre los demas ciudadanos por tener un cargo público. Ya va siendo hora de que los ciudadanos denunciemos rápido estos abusos, para que los que vivan de un sueldo de dinero público, a muchos de ellos se les está regalando el sueldo, porque no hace o hace mal su trabajo. Eso que no puedan encima abusar del cargo que ocupan. Estas cosas sólo pasan en España, en Inglaterra o Francia es impensable que puedan suceder. Por eso España está donde está.