(Texto: José Enrique Pérez) El cantante Manuel Carrasco sigue siendo el isleño más mediático. El orgullo que siente por su pueblo es mutuo, así se lo demuestran recíprocamente. Manuel recuerda su procedencia cada vez que puede e Isla Cristina le devuelve ese cariño en forma de reconocimientos, como en su día Hijo Predilecto y mas reciente la nomenclatura de una de las calles de la ciudad.
La concesión de entrevistas, normalmente, se ciñen a los tiempos de promoción de un nuevo disco pero en esta ocasión, Manuel hizo una excepción y nos concedió “un ratillo” para hablar de cómo se siente en estos momentos, en lo profesional y personal. El lugar elegido, uno en el que se encuentra cómodo, “El Cantil”, en los alrededores de un edificio que simula un faro, en su barriada, la marinera de Punta del Caimán.
Es consciente sobre el cambio de percepción que el isleño en general, y sus amigos y familiares en particular, tienen de él. Su estatus ha cambiado. A pesar de que Manuel intente tener los pies en el suelo y volar bajo para no perder el norte, lo que representa, lo que lleva detrás, como su compañía de discos, representante, su banda y la responsabilidad de “tirar del carro” de todo esto, hacen que cuando se le tenga cerca impresione, como el mismo ha llegado a reconocer al decir “lo pasé peor al principio porque me pilló todo de sorpresa y en ocasiones no sabía cómo enfrentarme a lo que estaba viviendo, a mi familia le pasó igual, ahora lo llevo mejor por los años de experiencia y porque la gente me trata con mucho cariño, por lo que me siento muy afortunado”.
«Reconozco que me ocurren cosas muy excepcionales, aunque también es verdad que cuando me bajo del escenario soy un tío muy normal y quiero seguir siéndolo, aunque a veces me cueste conseguirlo”, declara. Pero Manuel es consciente que debido a las circunstancias que le rodean ha cambiado, “intento mantener el equilibrio” . Asimismo, dice que en todos estos años de carrera ha habido momentos en los que se ha mantenido fiel a sus convicciones y no ha transigido en todo, como en lo creativo, “hay cosas a las que digo no, estoy aprendiendo a decir que no y es muy difícil porque todo el mundo tiene sus sentimientos, maneras y sensibilidades, no es fácil, pero cada vez que le he echado cuenta a mi intuición, me ha ido bien, y cuando no, he notado que no era el camino”.
Desde aquel 2002 que se presentó a un casting, no podía imaginar lo que se le venía encima. Desde su primer disco “Quiéreme” la leyenda comenzó a forjarse. De Lolito a Manuel Carrasco en apenas una década. Nunca llegó a soñar lo que el destino le tenía preparado, “yo todavía no me lo creo –dice-, a veces sueño que vuelvo a tener las manos manchadas de pintura y cuando lo sueño, lo hago en positivo” y, quizás por esta experiencia personal, le intenta inculcar a sus más allegados “que persigan su sueño, como lo hice yo cuando dí aquel primer paso, si no lo hubiera hecho, cuántas cosas me hubiera perdido”.
Luego llegarían las giras, el nuevo disco “Inercia” o “Confieso que he Sentido”, con su número uno en ventas, “No dejes de Soñar”, hasta llegar el despegue definitivo de la carrera del isleño con “Bailar el Viento”, sus cinco discos de platino y el concierto en el Estadio Olímpico de Sevilla, en el que congregó a 50.000 seguidores. Manuel achaca ese “despegue” a su estado de ánimo, “estaba mucho mas calmado y con el paso de los años he ido encajando mejor lo que me llegaba, también me he equivocado y ha sido en estos últimos años cuando me he sentido mas sereno, eso me ayudó a componer mejor, algo que no ha pasado de largo, porque cada vez que oigo el disco pienso que lo parí bien, le dediqué tiempo y ese trabajo no ha caído en saco roto”.
Llegado este instante de la entrevista, Manuel habla sobre las escapadas a su pueblo natal, Isla Cristina. Dice que le sirven para “recargar las pilas” y conectar con su realidad, esa que va paralela al ídolo de masas, la del muchacho de barrio con familia y amigos, “aunque en mi casa tengo una higuera plantada, fotos y recuerdos de Isla Cristina, siempre vengo con muchas ganas, necesito venir y cuando me voy, lo hago pensando en volver”. Manuel Carrasco confesó uno de sus deseos, el cantar en Isla Cristina, y quiere hacerlo a lo grande, para todos, “estoy en ello, quisiera cantar aquí, que fuera algo bonito, y espero que sea más pronto que tarde”.
En poco será padre, hecho que reconoce le cambiará la vida y que tanto él como su pareja sintieron que era el momento adecuado, “ya rondaba por mi cabeza desde hacía algún tiempo, este era un buen momento, a mí me gustan mucho los críos y cuando estos llegan siempre es buen momento, lo quiero disfrutar cada minuto y que venga bien, que es lo más importante”.
Ahora está preparando la gira por Latinoamérica, visitando unos quince países, luego la española con la mayoría de las entradas vendidas por adelantado y “empezando a componer un poquito, algo que me emociona mucho, junto con otros proyectos que ya se irán viendo, como el del perfume que hemos presentado recientemente”.
El encuentro concluye con varios deseos del cantante sobre lo mejor para Isla Cristina, “nosotros tenemos una alegría especial como pueblo que nos ha ayudado siempre en las adversidades, animar a todos con la promesa de ayudar en todo lo posible, al pueblo y sus gentes, y que nos seguiremos viendo por sus calles, bares y plazas”.
Lolito, Lolo, Manolo o Manuel, según la cercanía de quien lo trata, pero ante todo un tímido isleño que cumplió su sueño.