Petronila Guerrero, la candidata del PSOE a la Alcaldía de Huelva, ha comparecido ante los medios de comunicación para explicar los objetivos ambiciosos que sentarán las bases del futuro de la ciudad, una ciudad moderna y bonita, ha dicho. A saber: las personas, el empleo, el urbanismo, la sostenibilidad y el buen gobierno. A renglón seguido no queda más remedio que plantearse varias preguntas: ¿Las personas? ¿Qué personas? ¿Las que ella machaca sistemáticamente por el simple hecho de que no agachan la cabeza ante sus consignas o las del PSOE? ¿El empleo? ¿Qué empleo, el que la Diputación ha generado en comarcas con tasas de paro absolutamente tercermundistas como el Andévalo y la Cuenca Minera? ¿El urbanismo? ¿Qué urbanismo, el que prime el modus operandi aplicado en el palacete de la plaza las Monjas, plagado de oscurantismo e irregularidades y marcado por el despilfarro? ¿La sostenibilidad? En este punto mejor haría si aclarara a los onubenses su posición sobre la avenida Francisco Montenegro. Ya está bien de esconder la cabeza debajo del ala cuando se habla de contaminación. Y del buen gobierno, mejor no hablar. Qué se puede decir de una presidenta de Diputación que durante 4 años ha utilizado su cargo exclusivamente con fines electorales y que no tiene gestión alguna sobre sus espaldas. Los datos antecedentes se encuentran ahí. Nadie los puede borrar. Pero lo mejor de su comparecencia ha sido la cuestión que se quedó sin respuesta. Preguntada por si permanecería en la oposición en el caso de no alcanzar la Alcaldía el próximo 22 de mayo, dijo que «no se dará este caso» porque estará en el Ayuntamiento «como alcaldesa». Bien, pero… y si no logra ser alcaldesa, ¿qué hará? Todos en Huelva, por más que la señora Guerrero se dedique a tirar balones fuera, sabemos la respuesta.