Tanta festividad acelera nuestras pasiones. Lo de anoche es para congratularse, y más cuando casi sin querer, han empezado a colaborar con este proyecto hecho realidad, amigos y compañeros que hacía tiempo con los que no coincidía. Y el apoyo de tanta y tanta gente de Huelva con cosas que decir, con profesionales a los que todavía les queda mucho por hacer.
Me ilusiona formar parte de todo este embrollo en el que Rafael Pérez Unquiles nos ha embarcado casi sin quererlo. Advierto como todo esto es a lo que poco a poco nos hemos ido acostumbrando, toda esta movida de internet y de las nuevas tecnologías, ha permitido que personas como yo, podamos trabajar codo con codo sin estar físicamente en el mismo lugar. Si no fuera así, no tendríamos la más mínima posibilidad de contribuir con nuestra humilde aportación, ya que por cuestiones profesionales y sobre todo por la falta del ansiado tiempo, no sería muy factible.
Pero lo que más nos nueve es la lucha constante por la cultura de nuestra Huelva. Hay quien pueda no estar de acuerdo, hay quien cree que no son los métodos adecuados, incluso que las temáticas y argumentaciones están llenas de subjetividad inquirida. Lo que nadie me puede reprochar es mi condición de amante de la cultura onubense. Y esto está para mí por encima de todo, de personas, instituciones y políticas. Siento que sea así, pero no les puedo engañar.
Una de las cosas que eche de menos ayer fue más gente de la cultura onubense. Algunos no pudieron asistir por cuestiones excusables, otros porque no se siente muy integrados en este tipo de actividades, otros por estar demasiado tildados por ideales personales, y otros porque a veces se les omiten. A todos ellos, sin exclusión alguna, les ruego por favor que se vistan de orgullo e intervengan en esta lucha que se antoja difícil y ciertamente utópica.
Y por aquí hay quien presume de “artisteo”, de tener el poder de certificar que y quien merece la pena estar entre los elegidos, un Olimpo cultural inaccesible, donde las reglas se contraponen una a otras en diarreas mentales de quienes se creen dueños de “vete tú a saber”. Provocando encontronazos, porque su triste bagaje debe ser por narices carta de presentación. No es que la cultura sea del propio pueblo, sino que existe una elite que está por encima del bien y del mal.
Pues les voy a decir a todos esos una cosa totalmente objetiva: pensar así es vivir el error, en la equivocación de creerse mejor que otros, de vivir egoístamente cuando lo importante en todo esto es educar, ayudar a los demás, dejar participar a todos lo que tengan cuestiones que expresar. El nivel se pone solo, no hace falta que nadie venga con la vara para medir como, cuanto y que.
Hay quien participa incluso sin saber, solo con intención de estar. Otros se crecen al ver que algo puede hacer, intentando por todos los desmedíos desacreditar a quien hemos trabajado insistentemente en la honra de la cultura. Sus intereses están completamente ajenos al arte, y desde esta tribuna los denunciaremos todas las veces que haga falta. No nos rendiremos jamás ante aquellos oportunistas que pasan de puntillas pero con grandes bocas. A esos, ni agua.
En Huelva hay verdaderos beligerantes en esta historia, gente decidida a alegar su humilde parte, sin esperar que nadie le aplauda. Trabajan de manera desmedida, y son el ejemplo para todos. Son muchos y buenos; mejor aprender de ellos. Habrá que ir tomando nota… y que otros aprendan bien las lecciones.