El problema de Petronila Guerrero, la candidata del PSOE a la Alcaldía de Huelva, es que los onubenses han descubierto en los últimos años quién es y cómo es. En su etapa como presidenta de la Diputación ha dado en reiteradas ocasiones muestras de cuáles son sus formas y maneras y, lo que es aún más importante, de su capacidad de gestión. Y a la vista se encuentra que es manifiestamente mejorable.Antes, cuando se dedicaba a la labor oscura que desarrollaba en el Parlamento andaluz, poco se sabía de ella más allá de que era una señora que llevaba muchos años en el PSOE y de que se encontraba muy bien relacionada en el seno de su partido. Es más, tenía una buena imagen y hubo muchos onubenses que la consideraron como mejor candidata que Manuela Parralo, la anterior cabeza de cartel socialista en la capital.

Sin embargo, algo deberían saber en el PSOE de Huelva sobre la verdadera Petronila Guerrero porque hubo voces que nada más acceder a la cúpula de la Corporación Provincial no tuvieron reparo en calificarla en privado como una gran mentira, como una persona negada para la gestión. Es decir, que ya muchos de sus compañeros conocían con lo que nos íbamos a encontrar.Y, por desgracia, así ha sido.

Los ciudadanos de esta provincia, y especialmente los de la capital, hemos comprobado con sorpresa que Petronila Guerrero no es lo que se anunciaba. Habla de solucionar los problemas económicos del Ayuntamiento de Huelva cuando la Diputación está en mucha peor situación. Y dice que va a ahorrar no sabemos cuántos millones si llega a ser alcaldesa y resulta que durante el tiempo que ha estado como presidenta de la Corporación Provincial lo único que ha sabido hacer es incrementar la deuda y disminuir las inversiones. ¿Ese es el modelo que pretende aplicar en Huelva capital si lograra sentarse en el sillón de la Alcaldía?

Los onubenses deben saber que, dejando al margen la deuda con los proveedores –que esa es otra terrible historia–, la Diputación arrastra una deuda financiera –según los últimos datos oficiales del Ministerio de Economía– de 149.004.000 euros. Casi duplica la deuda de Almería (75.953.000 euros) e incluso supera la de la Diputación de Sevilla (147.663.000 euros). Como concluye Infante, a las claras se ve que no todos gestionan igual en el PSOE. Las consecuencias, evidentemente, las sufrimos los ciudadanos. De la deuda bancaria generada por la Diputación nos corresponde a cada onubense 287,60 euros, mientras que los sevillanos –claramente beneficiados por la mejor gestión económica de su Diputación– sólo deben soportar 77,02 euros por habitante. Esa es la verdad de Petronila. Y encima no da la cara.