Algunos políticos onubenses podrían cobijarse en aquellas palabras de Winston Churchill que sirven de consuelo a los que se han dejado en la campaña la euforia de victorias colmadas de insignias partidistas: “el éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”. El PSOE ha salido esquilmado de las elecciones del 22 de mayo en unos comicios en los que, rompiendo el rito localista, varias pinceladas han matizado el cuadro político en la provincia de Huelva.

Sin servir de escudo, la crisis económica o más bien su aciaga gestión ha decolorado las siglas socialistas; un cartel difícil de sortear a pesar de los nutridos intentos de reducirlo a la mínima expresión. Como dados trucados, las acampadas de los “indignaos” también han levantando algunas voces disonantes. Unas piezas que se han desencajado del rompecabezas original.

Los desencantados políticos -que recuerdan las alegorías del 15-M- han recalado en Izquierda Unida y Mesa de la Ría. En sus senos, muchos votantes hastiados de socialistas y populares han encontrado abrigo. Un descontento que se ha traducido en algunos puntos más de participación pero lejos de convertirse en una masiva movilización ciudadana. El enjuague de conciencias ha llegado tarde.

Pedro Rodríguez se ha alzado con la cuarta mayoría absoluta (quinta legislatura) destejiendo la campaña socialista de derribo al PP y construcción de una Huelva virtual. Petronila Guerrero no ha podido mejorar los resultados de su antecesora Manuela Parralo restando un concejal a su bancada. Y es que la solución a Perico es el propio Perico. Ambos, sin embargo, han perdido en el camino varios miles de votos; a los populares no les escuece demasiado porque no necesitarán fingidos estrechones de manos para gobernar, y a los socialistas los postra un poco más tras reducir la diferencia con el PP a escasos 600 votos en la provincia igualando fuerzas en la Diputación, estandarte del PSOE desde hace años.
A partir de ahora comienza la vigilia a la espera de las promesas electorales, de capitales que les den forma. Es hora de pagar favores y cobrar apoyos. El tablero ha cambiado sus colores, hay nuevas fichas, reglas cambiadas y dados trucados.