Va ser para visto el espectáculo de esos Ayuntamientos que parecían “vitalicios” y que, de pronto, se han visto en manos del rival. Será peor de lo imaginable lo que salga de las auditorías, ya lo verán, como va a ser fuerte lo que se descubra sobra la manera cómo se ha metido en ellos, por la puerta falsa, a sus “clientes” enchufados. Y no sería bueno que el PP entrara en esa escena como caballo en cacharrería sino con serena determinación, simplemente, ofreciendo al pueblo con rigor la información que obtenga, diciéndoles a los ciudadanos lo que en su nombre han despilfarrado los salientes y en qué se lo pulieron, informándoles del número real de parásitos acogidos a la nómina pública y de esos procedimientos utilizados en muchos casos para convertirlos en fijos. El PP sólo alcanzará peso moral y ético si demuestra valor político. Que nos cuente sin complejos lo que se ha venido haciendo con nuestros impuestos y las circunstancias de la ruina actual. Con eso dispondrá, a buen seguro, de la comprensión de una ciudadanía que ni se imagina de qué forma le han tomado el pelo durante decenios, aparte de meterle la mano en la cartera, los recién excluidos de la función pública.
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