José Cejudo ha recibido el último adiós esta mañana del martes en Valverde del Camino, con el calor a su familia de todo el mundo, sin distinción de color político. Mucho se ha hablado de Cejudo en las horas posteriores a su muerte y se han destacado dos elementos fundamentales de su curriculum personal: su capacidad de lucha, tanto en el ámbito personal como en el político, y la defensa de los intereses de la provincia de Huelva, desde su papel de Presidente de la Diputación, o de su localidad, en calidad de alcalde de Valverde.

Pero además, Cejudo demostró en su dilatada carrera política ser un hombre sumamente habilidoso. Supo ver claro, por ejemplo, la inutilidad de la lucha entre guerristas y renovadores, cuando los primeros se quedaron en franca minoria a nivel nacional y aquí ganaron un congreso. Su cambio de posición, especialmente criticada por los guerristas encabezados entonces por Navarrete y Marín Rite, fue clave para que los renovadores de Javier Barrero se abrieran paso definitivamente.

Y también demostró ese olfato político en la relación con Izquierda Unida, haciendo entrar a la coalición en el Gobierno de la Diputación cuando el PSOE tenía mayoría absoluta, pero se había quedado sin esa misma mayoría en Valverde del Camino.

De su época es también el traspaso de Manuel Guerra de las filas de IU a las socialistas, en lo que fue una jugada maestra para que el PSOE monopolizara entonces la Sierra camino de la Diputación. Cejudo demostró tener visión de futuro y ver que IU era un socio necesario en momentos clave, además de contar en sus filas con personas que, a poco que recibieran un mínimo de atención, no estaban tan lejos ideológicamente como para no poder dar el salto a las filas socialistas. Aquellos movimientos políticos acabaron con IU en Aracena y Valverde, amén de que IU acabó por hacerse el harakiri en Bollullos.