No se puede negar astucia a la Ejecutiva del PSOE por mantenerse como si tal cosa tras su clamorosa derrota electoral del 22-M. Lo que si habría que pedir es responsabilidad por lo que han dejado tras de sí muchos de esos perdedores. ¿No han puesto las inversiones de la Junta en la provincia en manos de quien, como alcalde, ha dejado en ruina pura al Ayuntamiento de Valverde? Eso sí, habrá que esperar a que se vaya iluminando la sentina para ver lo que ya se entrevé en Valverde, a saber, una deuda inasumible para el pueblo, y la constancia de un despilfarro tan execrable como los desvíos de fondos, perdidas de ayudas a causa de la propia deuda u obras por justificar que –no se olcide– ya ha certificado el Interventor. Y ver qué acaba ocurriendo en el seno del propio partido donde muchos militantes no soportan el secuestro del mismo por parte del viejo “aparato”. En el PSOE de Huelva los derrotados se han ido de rositas sólo porque esa ha sido la directriz dictada desde Madrid y Sevilla. Pero un nuevo descalabro en la próxima cita echaría abajo el templo sobre Sansón y Dalida juntos. A ese partido hegemónico le espera, con muchas probabilidades, una refundación que de paso a gente nueva en el lugar que han ocupado tanto tiempo los actuales mediocres.
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