Tarde de calor agosteño, media plaza escasa, 450personas en la preciosa localidad de Arroyomolinos de León. Seis toros de hijos de Celestino Cuadri de magnífica presentación y distinto juego. Primero, complicado; segundo, difícil; tercero, excelente; cuarto, bueno; y quinto y sexto, más parados. Dos asuntos a destacar: que Emilio Silvera se ha despedido del toreo con un buen encierro de Cuadri. Y que Tachonero fue premiado con la vuelta al ruedo, según informa www.ambitotoros.blogspot.com.
Emilio Silvera, de verde y oro con cabos blancos, oreja y oreja.
Vicente Bejarano, de grana y oro, oreja y oreja.
Antonio José Blanco, de verde y oro, dos orejas y dos orejas.
La terna y el mayoral de Hijos de Celestino Cuadri, José Escobar, salieron a hombros de la plaza.
Son las once de la noche, andamos es un pueblo que tiene Wifi. El día fue largo. Nos sentimos con la obligación de informar de cualquier cosa que pase en los toros de nuestra provincia. Arroyomolinos, como nos cuenta su concejala de Infaestrucuturas parafraseando al Gallo, está donde tiene que estar, lo que está lejos es el resto del mundo. La corrida tenía varios alicientes. El primero y principal, el ganado de Cuadri, que no defraudó. Una corrida honda y seria. Toros bravos, potables, que dan importancia a todo lo que se hace delante de ellos. Otro aliciente es difrutar de la hospitalidad de Arroyomolionos. Comemos en casa de Paquito, hombre con afición, miembro de la joven peña taurina Alejandro Talavante de la localidad y ahora concejal de Festejos. La comida, con José Ruciero y Gilberto, por nuestra mesa pasan Silvera y su gente, Carlos Trejo y Álvaro Pastor. Es un placer.
Tras las habituales historias para no dormir con esta empresa en la puerta de la plaza con las acreditaciones, empieza la corrida de toros. Emilio Silvera, que no niega que se despida del toreo, enlotó en primer lugar un morlaco que se vencís y guiñaba de salida, castigado en varas, que se hace dueño de la plaza en banderillas, con la muleta el torero del Molino supo sacar notables muletazos por el pitón derecho. Mató mal y cortó una oreja cariñosa.
Al cuarto de la tarde, cariavacado, paradoja del destino que el toro con el que se puede despedir del toreo Emilio Silvera se llamase Bienvenido, fue un toro exigente, bravo y complicado. Silvera ha estado cumbre, en los medios, alargando la embestida, empapando al toro en la muleta firme de la verdad torera. Una oreja de peso despide con honra a este torero de las plazas, nunca del toro ni de la fiesta brava.
Digno estuvo Bejarano ante el lote con menos posibilidades. El primero se dio un volteretón y quedó justo de fuerzas. Inició la faena rodilla en tierra y la faena nunca remontó a pesar de la voluntad y la profesionalidad del de la Puebla. Al quinto, escarbando y haciendo sonar el estribo, listo en banderillas, un Cuadri en estado puro. Enterándose, y el torero en firme , en profesional muy bien y cumbre de actitud en un toro que brindó a la madre del empresario Santacruz.
El lote se lo llevó Blanco, un tercero, hijo de Revisor, de nombre Tachonero. En la plaza andaba Alín, que lidió un historiado toro de la casa casi homonimo Tacholero, con un pitón izquierdo de cortijo, repitiendo con celo, rebosando bravura, pidiendo papeles, dándolo todo en cada embestida. El torero quiso ponerse, pero el toro quería más, firmeza, torería y valor. Bien el de Sanlúcar, excelente el toro premiado con la vuelta al ruedo. Cortó dos orejas tras un mitin con la espada.
Al sexto lo recibió con una larga cambiada y luego se fajó, se embraguetó con el toro y se montó en lo alto, tras recibir dos puyas, único del festejo, la segunda vara enfrente de la puerta de toriles, de bravo, tardando en lo fácil y entregado en lo difícil. Luego se quedó parado. Otra vez mal a espada y dos orejas.
