En Unión Sindical Obrera creemos que un elemento esencial en la lucha contra la crisis es la imposición de una política fiscal progresiva.
Que nadie confunda progresiva con progresista pues, según palabras de muchos dirigentes políticos (entre otros el Sr. Zapatero), aumentar o disminuir impuestos no es de ‘izquierdas’ o de ‘derechas. Por lo visto, para este tipo de políticos que los impuestos sean justos y que por tanto tengan una dependencia directa de la capacidad de cada contribuyente es accesorio, depende del momento económico, de las alianzas momentáneas o del humor que se tenga. Para nosotros en USO sin embargo, el concepto de impuestos progresivos es una herramienta de vital importancia en la lucha por terminar con las desigualdades sociales. Estamos por principio contra las imposiciones indirectas, que gravan con la misma cantidad, seas ‘cero-eurista’ o ‘millonario-eurista’. Por este motivo nos extraña el debate que se está produciendo sobre la ‘resucitación’ del impuesto sobre el patrimonio. Para nosotros no solo se debe ‘resucitar’ sino que se debe gravar de forma progresiva al que más tenga partiendo de un mínimo (por supuesto muy inferior al de los 700.000 euros que propone el gobierno ¿alguien se cree que las clases medias empiezan en España a partir de un patrimonio de 700.000 €?).
En la carrera por disminuir el déficit del Estado nos encontramos con dos caminos convergentes. La reducción de los gastos y el aumento de los ingresos. En el primero, nuestro Gobierno y toda la Unión Europea, se han venido equivocando de forma pertinaz, repercutiendo el recorte de gastos en las clases más desfavorecidas y en las partidas presupuestarias dedicadas a la inversión y por tanto creadoras de empleo. Con respecto a al segundo camino, acometer un aumento de los ingresos, ningún gobierno, al menos el nuestro no, ha emprendido una reforma en profundidad de la política fiscal. Se ha venido barajando varias veces, se ha realizado de hecho, algunos retoques impositivos sobre figuras como los impuestos especiales (tabaco y combustibles), el IVA, y alguna otra figura de menor relieve; pero ¿Qué ha pasado con el impuesto a la Banca? ¿No sería justo una contribución del sector financiero, al cual todos los ciudadanos hemos tenido que socorrer con nuestros impuestos?
Aunque desde USO sostenemos que la forma ideal de aumentar la recaudación esta en el incremento de la actividad económica, mientras esta no se produzca o para estar mejor preparados por si se produce, creemos que se debe acometer urgentemente una reforma fiscal en profundidad. Esta reforma debe legislar sobre todo el sistema impositivo, tanto para acabar con figuras a las que se los podría denominar ‘antiguallas’, como para incorporar a nuestro sistema fiscal los cambios radicales que se han producido en las últimas décadas. Con las nuevas tecnologías la progresividad, en casi todo tipo de impuesto, debe ser una constante. Esta progresividad debe y puede estar presente abriendo el abanico de los tramos en el IRPF, en el patrimonio, en la ley de sucesiones, en el impuesto de sociedades…, incluso en impuestos locales como el de la basura, sobre bienes inmuebles, vehículos… Otro elemento a tener en cuenta con la reforma es el establecimiento de cauces adecuados para luchar, sin cuartel, contra los delitos a la hacienda pública, persiguiendo de forma implacable a los defraudadores y sus cómplices.
La filosofía tan sencilla de: Pagar más, el que más tiene, debe ser llevada hasta los límites de lo posible. El eslogan de: Hacienda somos todos, debe ser algo sentido y no el producto de una campaña publicitaria más o menos brillante.
Fdo.- Jesús M. Payán Castilla