Sonrisas pintadas, nariz rojiza prominente, peluca anaranjada, chaqueta verde ornamentada con una corbata a rayas y una flor sin aroma, zapatos cuatro números mayores y andares torpones. Ésta es la historia de los payasos que amenizan nuestro circo, esa irrisoria pantomima en la que participamos como público fiel que aplaude las gracietas que sabríamos recitar de memoria.

Desde hace meses, el escenario español es testigo de las mejores comedias que se han visto en años. La última fue el adelanto de las elecciones generales tras haber jurado, mano en alto y el Sagrado Libro como testigo, que se celebrarían en la fecha prevista. Las presiones internas de partido, las pretensiones de RbCb (comúnmente conocido como Rubalcaba; Alfredo para los allegados) y el lodo de los nuevos presupuestos eran difíciles de sortear para el PSOE en su atajo por revalidar La Moncloa.

La campaña vuelve a escena entre malabaristas, magos, domadores de leones y funambulistas que han escenificado sus trucos (electorales) para recuperar el auditorio perdido. Nos distraen con sus espectáculos vacíos; el CIS los ayuda con sus encuestas de reconquista que los empuja a la pista, pero siguen teniendo al payaso bromista que boicotea los números ajenos. Felipe González ha confesado ser militante del PSOE pero no simpatizante. Viejas glorias en blanco y negro.

El electorado tendrá que responder de nuevo a la llamada de las urnas; demasiadas citas para un votante apático que se pronunció hace apenas cuatro meses. Y, aunque las razones que motivan la elección son diferentes a los comicios locales -donde prima el candidato sobre las siglas-, no cabe duda de que alguna influencia tendrá la gestión de los nuevos gobiernos durante este tiempo.

En muchos ayuntamientos el PP se ve obligado a tomar decisiones “impopulares” para sanear las cuentas. El despido tutelado por Rajoy será la bandera socialista que ondee en lo más alto de la carpa circense. Maniobra de distracción para desviar la atención de la podredumbre socialista que el Partido Popular está sacando a la luz allí donde ha comenzado a gobernar. Un buen programa para la función. Entradas ya a la venta. Nuevo Director de escena. Queda por ver si estaremos dispuestos a pagar por ver a los payasos.