El 20 de noviembre ya no será nunca lo que era, el aniversario de la muerte de José Antonio Primo de Rivera, de Buenaventura Durruti o de Francisco Franco. Será el día en que Rodríguez Zapatero dejó de gobernar España. La última palabra la tienen las urnas. Restan sólo unas horas para conocerla. En Huelva la campaña ha ganado en su recta final en intensidad. El miércoles el PP contó con el apoyo de un peso pesado, Miguel Arias Cañete, que visitó La Palma del Condado para mantener un encuentro con los agricultores. Y en la jornada del viernes, día del cierre de campaña, participaron ni más ni menos que Mariano Rajoy, candidato del PP y virtual presidente del Gobierno, y Alfredo Pérez Rubalcaba, el candidato socialista. Resulta evidente que algo importante está en juego en la provincia de Huelva. Unas encuestas, la inmensa mayoría, dicen que el PP se llevará los tres diputados. Otras, las menos, apuntan lo contrario: que será el PSOE el partido que se alce con la victoria. En estas tierras se ha librado una de las últimas batallas de esta larga campaña. Y aunque su resultado no sea determinante para el cómputo nacional, sí lo será de cara al consumo interno. Porque va mucha distancia de proclamar que el PP ha logrado en Huelva un triunfo histórico a volver a constatar que la provincia se mantiene como uno de los últimos bastiones del socialismo patrio. Ustedes dirán.