Decía uno de los intelectuales más venerados de la izquierda, José Saramago, que “las palabras no son inocentes ni impunes”. Los que trabajamos en comunicación sabemos de su importancia para crear conceptos que conduzcan las causas a los derroteros deseados. No es casualidad que los hechos ocurridos en Valencia se hayan bautizado con las épicas palabras: Primavera Valenciana.

Convenientemente elegido un hecho con un contenido sensible, conducidas estratégicamente las acciones y todo aderezado con el nada inocente poder de las palabras, podemos convertir un acontecimiento intrascendente en tema al servicio del desprestigio de un gobierno o una determinado ideología. En definitiva, gran cantidad de emociones y sentimientos negativos tan útiles en épocas preelectorales.

A mi juicio La Primavera Valenciana ha sido un producto de diseño de la izquierda española para reforzar la manida idea de la derecha fascista, que es la única idea que parece mantenerse a fuego en el imaginario de una ideología en crisis identitaria, carente de soluciones reales para este mundo cambiado y cambiante. Esta izquierda obsoleta, despojada del poder en las urnas, no ha sabido ahora, como no lo ha sabido nunca, aceptar sus derrotas y pretende ganar a fuerza de calle lo que no supieron defender como demócratas.

Sé que es polémico lo que estoy argumentando, va en contra del escenario sentimental que se nos ha presentado, pero sigan el razonamiento e intenten ir más allá de las imágenes reales y mentales que se les han transmitido desde los medios. Atrévanse a ir allá, a lo que no se expone en el escenario a la luz de los focos, porque lo que cuento huele a diseño estratégico, pero, ¿lo es?.

LOS HECHOS: Una protesta estudiantil como consecuencia de las restricciones en el uso de la calefacción del instituto Lluís Vives. Los jóvenes deciden manifestarse sin autorización cortando el tráfico. Son disueltos por la fuerza de la policía, en una acción que ha sido calificada por muchos de desproporcionada. Todos hemos visto imágenes ciertamente agresivas. No hay nada de falso en ellas, han sido publicadas por jóvenes participantes y subidas a YouTube, Twitter, y otras redes. La Delegación del Gobierno en Valencia abre un expediente para depurar si los agentes actuaron de forma desproporcionada y el ministro del Interior anuncia que dará las convenientes explicaciones una vez esclarecidos los hechos.

Conviene explicar en este punto, que las Fuerzas de Seguridad del Estado en un país democrático como España no son fuerzas represoras, sino todo lo contrario, garantes de los derechos constitucionales de los ciudadanos y su misión es hacer cumplir la Ley. Es más, son las únicas autorizadas para ejercer la fuerza si lo requiere la situación y siempre de manera proporcional a la agresión, como muy bien puntualizó el ministro Gallardón. Aquí la policía había sido llamada por la Delegación del Gobierno a hacer cumplir la Ley y disolver una manifestación no autorizada que estaba cortando el tráfico y lesionando el derecho a la libre circulación de muchos ciudadanos. Si la policía está para lo que está y actuó así ¿no sería lógico poner primero en cuestión qué hechos provocaron la agresión de la policía? Y en ningún momento afirmo que fuesen los jóvenes, todo lo contrario, creo que han sido utilizados de forma inmoral y me esforzaré en demostrarlo.

Todos hemos visto actuaciones de antidisturbios en una masa violenta, se actúa expeditivamente. Está probado que existió esa violencia como demuestran los agentes heridos, pero no la pusieron los chicos, sino los infiltrados con objetivos definidos y que sabían a lo que iban. A estos si que no les importaba que los palos los recibieran inocentes, es más, los utilizarían después otros en su estrategia mediática. Lo razonable hubiera sido disolverse y no desencadenar una batalla campal, pero todos hemos tenido esa edad donde los conceptos bien y mal son verdades absolutas. Nuestros jóvenes y todos deberíamos saber, que los ciudadanos tenemos derechos, pero estos acaban donde perjudican los de los demás.

EL TEMA: la #PrimaveraValenciana: tiene todos los ingredientes épicos ideológicos de la izquierda, no sé si se han parado a analizar cuantas y cuan fuertes imágenes se esconden detrás de esas inocentes palabras que establecen un paralelismo con la Primavera Árabe, la lucha de miles de personas oprimidas por los regímenes totalitarios de estos países. Qué imagen más distorsionada si lo comparamos con la España democrática.

Podemos añadir otros ingredientes de la izquierda patria. Imágenes de estudiantes, menores, indefensos, “pacifistas”, que esgrimen libros frente a la fuerza bruta del militar «pum pum, ¿quién es? El hacha del coronel, cierra la muralla», reminiscencia a las revueltas estudiantiles de la transición, con policías infames en este caso no de gris, sino de azul. Violencia y temor. Impasibles responsables policiales, esgrimiendo palabras escogidas de un léxico belicista propio de guerra civil, llamando nada menos que «enemigos» a unos pobres crios y padres apaleados por la barbarie sin sentido, y es verdad que hubo palos, pero bien utilizados por la estrategia que describo en favor de una sola idea: La asociación PP con derecha totalitaria. Para colmo la prensa internacional haciéndose eco una vez más del horror y las luchas por los derechos civiles en España. Jueces para la Democracia, Amnistía Internacional, sindicatos policiales, etc.

LA ESTRATEGIA: estaba diseñada, sólo había que seguir la experiencia mediática del 15 M en la movilización de masas, también hábilmente fagocitada hacia un interés claramente partidista. Millares de tuits a #PrimaveraValenciana, con contenido sentimental y humano, lo que Santiago González describió en su libro «Lágrimas Socialdemócratas», esa impostura del socialismo zapaterista en defensa de los débiles y oprimidos, siempre en beneficio propio. El apoyo del imperio mediático progresista, que orienta hábilmente la cuestión. Líderes políticos, como Cayo Lara de IU, poniendo en cuestión el Estado de Derecho, luciendo como un sin voz un ridículo cartel, con una estética cuidadosamente descuidada, en la que se subraya la palabra, otra vez inocentes palabras: enemigos. Y lo hace en un Congreso configurado hace apenas dos meses con mayoría aplastante del Partido Popular.

Algunos elementos en juego me hacen pensar que no ando equivocada. Miren ustedes: la subrayada palabra enemigos la utilizó un jefe de policía, Antonio Moreno, que curiosamente fue nombrado para el cargo por el señor Rubalcaba; llamativo el dato, tanto como su evidente «torpeza» al emplear un término que nunca podía pasar desapercibido, y de hecho no lo hizo. La mayoría de jóvenes detenidos no pertenecen al citado instituto, no son por tanto estudiantes e incluso tienen antecedentes. Algunas convocatorias en twitter se ha demostrado que partían de una IP perteneciente a Compromis, la coalición valenciana de izquierda radical, las agresivas manifestaciones ante la sede del PP, el apoyo de Jueces para la Democracia, los mismos que no dudaron en desacreditar al Tribunal Supremo en el caso Garzón. ¿Aún siguen pensando que todo es casualidad?.

Lo bueno que tiene la sociedad de la información y las herramientas de Redes Sociales, es que las mentiras y las verdades, las oscuridades y las brillanteces, se transmiten a la vez. Sólo tienen que mirar por el agujero, siempre lo hay, con sentido crítico, para penetrar en lo que se nos escapa del escenario.

Fátima Reyes

Directora de Prólogo Creativo. Comunicación y marketing.

@FatimaReyesD

FB: Fátima Reyes