A lo largo de mis sesenta años de vida, jamás sentí el precipicio bajo
mis pies. Ahora, sí. Me alineo con una multitud de edades variopintas
que sufre el mismo mal del vértigo. Miramos a nuestro alrededor y no
vemos sino simas y estrellas. En medio, la soledad, el desasosiego, la
ausencia de porvenir, alarma por el futuro próximo de hijos, parientes y amigos.
Nada es conforme a principios. Los comportamientos de los individuos están
sumergidos en alcoholes de pipetas de laboratorios clandestinos. Uno se
atiene a normas de ayer que hoy se repudian. Las dictaduras se camuflan
de forma que nadie las distingue. Los responsables de los máximos
órganos del poder del Estado difuminan su autoridad en el éter que
adormece. Las apariencias se han adueñado de la realidad y ésta se
somete al dictado de la imagen. La verdad ha desaparecido de la vida
pública. Lo políticamente correcto forma parte esencial del
macroproyecto de la alucinación colectiva.
Los medios nos venden vestidos de saya a precio de seda. Si se quiere
exaltar la figura de un amigo, aparecerán hechos que nunca vivió a fin
de elevar la insulsa mediocridad e incluso la nula personalidad del
homenajeado. En cambio, la facultad de escarnecer las virtudes se
convierte en sangre derramada del enemigo a batir.
Silvyna Walger ha declarado que Garzón se dejó usar por los mayores ladrones de Argentina. Estoy de acuerdo parcialmente con la escritora. Se dejó usar pero no tirar. Ya llegó arrastrado. Venía de reptar entre legajos
polvorientos y entre instrucciones deficientes. Escuchas ilícitas y
cobros irregulares habían acabado con un escaparate de Loewe con
trastienda de roedores. No se dejó usar por la Kirchner. Era entonces un juguete de segunda mano. Su acercamiento a los ladrones fue posible por su lejanía del buen orden que predicaba.
El juez estrella se convirtió en un plato de huevos estrellados por su
propia codicia y su afán de protagonismo. Fue a beber en las copas del
reino de la Argentina neofascista. Uno de los países más ricos y más
corruptos de la faz de la tierra. La falsa defensa de los derechos
humanos unió al exjuzgador con la primera dama de brillantes. La
vinculación con los gobiernos bananeros de Cuba y Venezuela llenó de
gozo los estómagos de la señora y del caballero. No comparten otro
patriotismo que el de la opresión ni más sentido de país que el del
lucro personal.
Garzón y la presidente son pañuelos de usar y de seguir usando. Tirados ya estaban antes de conocerse.
2 comentarios en «TERETES
Tirar y usar
[Paco Velasco]»
Comparto M.Velez parte de su comentario, a este «escritor» que solo le publican aqui,y que actua al dictado de este «periodico digital» cualquier dia se le caen hasta las gafas de los retortijones que le va a dar el higado y el revolvimiento de la bilis, y a ti «escritor» te digo que si tuvieras a tu padre en una cuneta no hablarias como hablas, cada vez que lo haces sube el pan, menudo contertulio tu y el Moran vaya dos patas pa un banco.
PD.-Relajate, tomate la pastilla debajo de la lengua y, vete a bañar a ver si se te pasan los malos humos y dejas las acusaciones de inquisidor.
¿No se da usted cuenta del favor que le hace al PSOE con el odio pestilente que exhalan sus vomitivos artículos? Cualquiera que los lea correrá a sus brazos ante el asco que generan. Por Dios, deje ese camino, de lo contrario los del PP no podremos gobernar esta tierra en nuestra puñetera vida!!