Viendo la imagen de este genial personaje me vienen dos sensaciones a la mente, la de tristeza que siempre ha plasmado su inmensa soledad y la de sonrisas que provocaban sus avatares.
Creo que esta especie de graffiti, magistralmente colocado, define perfectamente el día del verano en que hoy nos encontramos. De nuevo todo es nuestro y, como el momento en que se va la visita con la que lo has pasado bien, vuelves a tu tranquilidad interior. El verano se ha ido y la población ha tenido su luz, color y sonido con los visitantes. Los comerciantes han llevado su sacrificada labor de hormiga de cara al invierno y los saltamontes divertidos tienen que irse. Pero Chalie Chaplin permanecerá sentado, viendo pasar el otoño ventoso y los remolques de leña de encina en el invierno camino de las chimeneas para abrigarnos con su cálido calor, sentirá los traqueteos para los preparativos del Belén; oirá muchos goles a su espalda y verá como el huerto del colegio florece en primavera, sentirá el devenir de ese Mazagón pausado, como el de tantas poblaciones costeras de nuestra Huelva, y pronto, de nuevo, comenzará otro ciclo. Cada vez que pase a su lado tendré esa extraña sensación agridulce; confío en que no se levante un día y se vaya porque esto no le gusta o le aburre, sería una verdadera pena verlo marchar con sus característicos andares y el genuino movimiento de bastón.