En España –en otros lugares también-, el 14 de noviembre fue jornada de huelga general. Es la segunda que, en muy poco tiempo, los sindicatos mayoritarios convocan contra el mandato del gobierno de Rajoy. Hay razones objetivas para el descontento generalizado ya que los continuos recortes sobrelos más desfavorecidos y las clases medias, son sangrantes e injustos.
Especialmente doloroso resulta que las reformas acometidas poco o nada tienen que ver con el programa que el PP llevó a los comicios generales. Además, la
reforma laboral está siendo aprovechada por muchos empresarios para hacer su agosto en materia de despidos y someter las condiciones laborales de los empleados a un profundo retroceso. El gobierno popular fe elegido para la regeneración y modernización de la política
en general y de la Administración, para la creación de empleo y la reforma en profundidad de la estructura del Estado. Todos entendíamos como algo evidente que se tendrían que producir amplios cambios, pero nadie podía sospechar que a pesar de la desastrosa gestión socialista, se llegaría a este punto de entreguismo a las políticas exigidas por Alemania, la UE, el FMI y los llamados ‘mercados’.
Todos los datos indican que la participación el la huelga del 14-N ha sido menor que la de marzo y que los sindicatos someten a los trabajadores a una presión innecesaria. Un día de huelga supone
una pérdida importante de euros en unos momentos en el que los sueldos están bajando y que en el caso de los funcionarios, se ha perdido un porcentaje importante de los mismos y se han quedado sin la paga de navidad. Además, la pregunta es: ¿qué perseguían las organizaciones sindicales con este paro? ¿Qué se pedía para poder poner al gobierno contra las cuerdas y provocar una negociación con el mismo o un cambio de posición sobre alguna cuestión concreta? Porque desde luego, si lo que se pretendía era el sometimiento de la política gubernamental a refrendo popular, ya sabían que no iban a lograrlo.
¿No era otra foto en el ejercicio de su trabajo lo que esperaban estos líderes sindicales, cómplices en gran medida de la praxis política zapaterista que ha conducido en gran medida a la penosa situación actual? Pues eso sí que lo tuvieron, e importantes manifestaciones a las 6 de la tarde de una huelga que tendría que haber acabado a las 12 de la noche también. El objetivo real se
había cubierto, porque la queja general y sólo por la queja, sin mayor objetivo, ni es política sindical ni buen comportamiento ciudadano. Sólo suponen el fiasco y la impostura del sindicalismo mayoritario.
Rodríguez Zapatero fue muy generoso con los sindicatos, y estos colaboraron con él sin demasiadas quejas. Zapatero derrochaba el dinero a cada petición sindical en unos momentos en los que estábamos plenamente insertos en la crisis económica, la peor crisis conocida
por nuestra sociedad en muchísimos años, y ellos la negaban, nos mentían y se negaban a escuchar los avisos que tantos, cada uno desde su lugar, dábamos a todas las administraciones. Y el partido que gobernaba, se ha atrevido a sumarse a esta huelga de la nada y para la nada, y tanto los líderes sindicales como los políticos de IU, se han unido sujetando las pancartas de la protesta.
Un ojo crítico, viniendo de la ideología que lo haga, tiene que notificar a la sociedad esta desvergüenza, al igual que la que se produce en Andalucía, donde los que nos gobiernan critican los recortes del gobierno central, mientras que ellos, desde un social-comunismo de salón, practican las mismas formas contra la sociedad andaluza.
3 comentarios en «EL LABERINTO
La foto de los sindicalistas
[Javier Berrio]»
la de articulos que he leido, desde que gobierna el PP, DEMONIZANDO a los sindicatos….¿ se sabe algo de la reforma laboral, de Fatima Bañez ?..parece que nadie opina de ella…¿ y del programa del PP, para la elecciones y lo que ha hecho despues, una vez ganadas ? tendria que haber una reforma para los sindicatos, especialmente a sus retribuciones estatales y regionales, pero tambien una reforma para los partidos politicos,especialmente en cuanto a promesas imcumplidas y corrupcion, para los empresarios tambien una reforma y castigar la precariedad laboral… en España, la mas alta de Europa…una reforma de la ley hipotecaria, del codigo penal,y de la Constitucion…¿ o solo pa los sindicatos ?…parece que les estorba a los poderosos y gobernantes LOS SINDICATOS..
Esta táctica está ya muy vista. El claro objetivo del artículo es atacar a los sindicatos, como corresponde a un medio de información de la más rancia derecha, pero, para despistar, primero amago con ponerme del lado de los más perjudicados por esta crisis. Pero esto es solo una pantomima, lo que en realidad interesa es atacar a los sindicatos, y de camino, justificar las medidas del gobierno del PP, achacando la culpa de la crisis al gobierno de Zapatero. ¿Es que si la crisis se hubiera intentado frenar un año antes, ya hubiera dejado de existir? ¿Es que es mentira que el gobierno actual está haciendo todo lo contrario de lo que pregonaba en su programa, y por el que ha llegado al gobierno? ¿Que no sabía lo que se iba a encontrar? Pues entonces, peor aún. Creo que hay que ser más directo en nuestras críticas, y si lo que interesa es atacar a los sindicatos, pues hagámoslo directamente, y sin ambages.
Con respecto a la crítica a la forma de actuar de la Junta (social-comunista de salón), me gustaría que el autor del artículo explicara cómo se puede no recortar en los presupuestos que ya vienen recortados. Espero impaciente.
¿La propuesta de los sindicatos debería ser «a las barricadas»? ¿A la revolución violenta? o ¿No hacer nada? o, mejor aún, ¿Desintegrarse y así desaparecer como un «problema social» para muchas personas que tanto los demonizan?
Basta ya de este discurso tan manido y rancio de criticar per se al sindicalismo. Que tiene que cambiar, estamos de acuerdo y ellos son muy conscientes de esa realidad, lo puedo asegurar; pero también tienen que cambiar, y mucho, los partidos políticos, el empresariado, los banqueros… el periodismo (tan de trinchera), etc.
Estamos en un proceso de cambio, se quiera ver o no, y todo lleva su tiempo. Si no fuera así, si las cosas fueran más inmediatas, con la situación que describes en los dos primeros párrafos de este artículo, la «masa silenciosa» tan halagada por el poder, ya habría reventado.