Que nadie piense que el Recre vivirá un drama si pierde ante la
Ponferradina. Nada más lejos de la realidad. Aunque el lector sí tiene que admitir que, en caso de derrota, que sería la tercera consecutiva, se abriría la puerta a nuevos debates y con ellos a las dudas. Mal camino pues.
Mantengo que toda Liga de fútbol, y más la eterna de Segunda División, es algo similar a una evaluación continua en la que todas las semanas te tienes que examinar. Hasta el mes de junio, cuando se conozca la nota definitiva, al Recre le tocará vivir de ese tópico del ‘partido a partido’. Afortunadamente, cuando se estrena diciembre y se llevan ya tres meses de competición, el Decano aprueba de manera holgada. Si no, véase la tabla, que es la prueba del algodón más eficaz.
Pero esto puede cambiar… a mejor o a peor. Doy por hecho que Sergi y sus jugadores tratarán por todos los medios de poner freno a la herida que han provocado dos derrotas consecutivas, y que puede acabar en hemorragia con otro traspié no deseado.
Enfrente va a estar la Ponferradina, equipo que ha tenido un buen arranque de Liga como queda demostrado con su desahogada posición en la clasificación, a cinco puntos de la zona de conflictos a la que parecía abocada por su condición de recién ascendido.
De nuevo en horario de mediodía el Recre tendrá que rendir cuentas en un partido más complicado de lo que, a priori, parece. Que el adversario no tenga apreturas clasificatorias es algo que jugará a su favor ante un Decano, si no necesitado de puntos, sí al menos obligado a romper una mala racha que de persistir puede empañar su también aceptable inicio.
Como en esta Liga nuestra de culpas y pecados todo el mundo conoce a sus rivales, al Recre le espera otro ejercicio de confianza y fe en sus creencias. Dicho de otro modo, el rival se supone que va a apretar arriba para complicar la posesión del balón del equipo onubense, piedra angular
donde se sustenta el fútbol que desea Sergi. La duda está en saber qué respuesta tendrá el Recre. Si será contumaz y perseverará en errores pasados, o bien aplicará las actualizaciones pertinentes -como ya ha hecho en otros partidos- y superará los problemas que plantee el adversario.
Toca ganar. Que nadie lo vea como una angustiosa necesidad, ya que el Recre no tiene el agua al cuello. Pero sería recomendable terminar con esta racha de dos marcadores adversos para encarar el tramo final del año, antes del parón navideño, alejado de esas dudas y esos debates que, a la fuerza, llegarían si no se pone coto a esa mala racha.
Porque lo peor que le puede venir a un equipo en construcción, como es el Recre todavía, es dejar de creer en lo que está haciendo, y que tanto trabajito le está costando asimilar. Y es que para el fútbol que propugna Sergi, la desconfianza es una mala compañera de viaje.