Es más el deseo que la realidad. Porque los que vieron el partido
Hércules-Recreativo -este que escribe, no- siguen teniendo las mismas dudas que antes. Empate. Un punto trabajado, pero que ahora mismo no se sabe si servirá para que el Decano deje de escribir con renglones torcidos.
Y mucho más teniendo en cuenta los avatares de un encuentro cuya letra pequeña favoreció los intereses onubenses. Pero ni con esas. Porque tener un penalti a favor en el campo del colista y que éste se quedara con un jugador menos a poco de comenzar el segundo tiempo son elementos que debieron decantar el partido del lado recreativista. Lamentablemente no fue así y el Decano se tuvo que conformar con una pedrea que no disipa demasiadas dudas.
Huyendo del catastrofismo es cierto que podemos ver la botella medio llena. Es decir, un punto en el zurrón del Recre que le vale para frenar esa caída en picado después de tres derrotas consecutivas. Cuando vienen mal dadas, lo principal es romper la dinámica negativa en la que se había instalado el equipo de Sergi, y con el empate cosechado en el Rico Pérez lo ha conseguido. Bienvenido sea.
Pero queda la botella medio vacía. La que pueden ver aquellos que tienen en cuenta esos detalles antes enunciados: Jugar con uno más -cuando ha sido el Recre el que se ha quedado en inferioridad lo ha pagado-, el penalti, disfrutar de más ocasiones, enfrente estaba el colista… Y que no sirvieron para que el equipo albiazul ganara. Como mucho ese empate.
Me voy a quedar con el punto cosechado. Como punto de partida de una reacción deseada. Como punto de inflexión en un momento de la temporada en la que las curvas habían provocado que el coche recreativista derrapara hasta darse de bruces con una realidad palmaria: tres derrotas seguidas. Pero todo eso se ha cortado. No sabemos si de raíz, pero al menos vale como freno a esa trayectoria negativa. Lo que tenga que venir ahora tiene que ser otra historia, porque si no de nada hubiera servido este puntito de Alicante.
Del partido en sí poco que decir. Las crónicas apuntan a que el Recre mejoró algo en su sistema defensivo, pero volvió a evidenciar carencias en el ataque. La manta corta. Te tapas la cabeza o te tapas los pies. El Recre tuvo ocasiones, pocas, pero las tuvo. Hasta un penalti. No aprovechó esas
opciones. Por eso sólo pudo lograr un empate. Aunque lo peor de todo, al menos eso es lo que se deducen de las crónicas, es que el Decano, con todo a su favor, se atascó demasiado, cayó en la tela de araña del Hércules al que el empate le venía casi como oro molido a tenor de cómo se le había puesto el partido.
Porque el Recre, con uno más, encajó un gol y menos mal que casi a renglón seguido logró empatar. De ahí al final, nada de nada. Sergi habló de falta de ambición. Más de uno pensará más en la impotencia de un equipo al que los marcadores adversos le ha hecho dudar de ese guión escrito a fuego. De ahí partidos como el de Alicante, sin chicha ni limoná, aunque se trajera
un punto, ojalá que para la inflexión.