El partido de ayer -insisto, según aquellos que estuvieron en El Alcoraz– fue de los peores esta temporada. Cosas buenas habría, muy pocas, pero siempre solapadas por las malas, demasiadas. Además, como viene siendo habitual, el Recre pagó más caros sus errores que beneficio obtuvo de sus escasos aciertos. Ponerse por delante en el marcador a los seis minutos en el campo de un equipo urgido por la necesidad era un punto muy favorable para el Decano. Pero no lo explotó. Cuando tuvo el viento a favor no supo/pudo asestar el golpe definitivo, limitándose a no pasar apuros. Algo en lo que, a la fuerza, tendría ver el rival, vicecolista en ese instante.
Según las crónicas lo de la segunda parte fue aún peor. Los errores, todos castigados con la severidad del gol en contra, llevó al Recre a sufrir una derrota en el paso del Ecuador de la Liga, aunque se mantiene alejado de la zona de peligro, para mí única preocupación del equipo de aquí al final de la competición, lejano aún.
Sumar 28 puntos en la primera entrega liguera no es una cifra para tirar cohetes, pero al menos está por encima de la media que se le pide a un equipo que quiere evitar el descenso, cuya frontera está en los míticos 50 puntos al final de la Liga. Está en el camino, y lo que es más importante, el equipo onubense deja entrever que puede y debe ir a más.
Pero no debe dormirse. Aunque el Recre esté ocho puntos por encima del descenso, y a sólo cuatro de la promoción de ascenso, esta Segunda División se eterniza y, como bien pudo constatar el propio Decano en la temporada pasada, conforme se acerca el final de la Liga los puntos cuestan mucho ganarlos y dos tropiezos te complican la vida.
No parece que ese sea el futuro del Recre. Pero la priumera conclusión a la que debe llegar Sergi es que su equipo ha funcionado a arreones, alternando con demasiada frecuencia en los mismos partidos, errores y aciertos, con el agravante de que el castigo a esos errores fue demasiado severo. Huesca fue una prueba más.
Perseverar en lo bueno que ha hecho el Recre -quiere tener un sello propio a partir de la posesión de la pelota-, no debe impedir que el técnico haga las actualizaciones necesarias. Pasarían por correr menos riesgos a la hora de sacar la pelota, no querer tener el balón a cualquier precio so pena de perderlo en zona prohibida y, también, ser más incisivo y profundo cuando el partido está de cara. Aunque esto guarda relación directa con el gol y, ya se sabe, el gol hay que pagarlo.
Con sus culpas y sus pecados el Recre aprueba ligeramente en este primer tramo de la competición. Eso sí, si se tiene como principal valor -este que escribe lo tiene- aquello de salvarse, además con el añadido de sin sufrir. En ese aspecto el Decano cumple con su cometido. Otra cosa muy diferente es aquello que se vendíó al principio de ser un equipo que divierta a su gente con el toque. Ahí, a Sergi aún le queda camino por explorar, demasiado camino digo yo.