Ganó que no es poco. Porque el Recreativo se ha llevado tres meses justos sin brindarle a su gente una victoria en casa. Desde que una tarde desapacible de octubre derrotó al Villarreal –Marcelino tiene mucho trabajo dicho sea de paso-, el Decano había sumado cinco comparecencias en el Nuevo Colombino en el que apenas pudo lograr dos puntos. Demasiado tiempo duró una racha adversa que, por fin, en la mañana de ayer se rompió para gozo y disfrute de una afición huérfana de alegrías.
Fue una victoria aparentemente más cómoda de lo previsto ante un Xerez que pinta mal este año, y que si no se ha metido en zona de descenso es porque el Huesca no fue capaz de ganar al Mirandés. Pero la debilidad mostrada por el equipo xerecista no debe quitar ni un ápice de mérito a lo conseguido por el Recre.
Era un partido importante para los onubenses. Cortar la hemorragia en casa era prioritario cuando se entraba en la segunda vuelta liguera, en la que se quiere, se debe y se tiene que hacer buenos los 28 puntos conquistados en la primera entrega. Perseverar en la fragilidad en Huelva podría ser peligroso para el futuro inmediato del equipo, hasta ahora alejado de la zona de zozobra, y a la que se acercaría con la concatenación de tantos tropiezos en casa.
Para bien del Recre no fue así. Sin realizar un partido excelso, ni mucho menos, bastaron dos latigazos de Chuli, sin ninguna duda el jugador más determinante del Decano en lo va de Liga -once goles son once goles-, para embolsarse esos tres puntos que le valen para mandar al garete esa larga serie de sinsabores ante su público, al tiempo que supone un nuevo rearme moral para lo que le espera de aquí al final de la competición.
Este que escribe sostiene desde el inicio de la Liga que el principal objetivo del Recre es la permanencia. Con 31 puntos en la buchaca tras el primer partido de la segunda vuelta no se puede decir que esté salvado. Pero eso de distanciarse ya a diez puntos del descenso tiene que dar la tranquilidad suficiente para seguir avanzando. Y es que en el fútbol el camino siempre es más fácil sin urgencias ni presiones.
Chuli, con sus dos goles de listo y de delantero, casi dejó visto para sentencia el partido en el primer periodo. El Recre, cierto que ante un equipo apático, frágil y romo, acumuló méritos suficientes para ni siquiera pasar apuros. No hizo el fútbol de toque que tanto propugna Sergi, pero sí el juego suficiente como para ser un justo vencedor del partido, cuyo marcador incluso fue corto para las opciones que dilapidó el Decano en el segundo periodo en varias acciones a la contra.
Puede que Sergi no haya conseguido, de momento, ese fútbol que desea. Cierto es que el equipo, de vez en cuando, por mor de esa contumacia en insistir en algo que puede que no esté del todo preparado, cometa errores y que paga con creces. Pero nadie le puede quitar un ápice de mérito al entrenador de Las Franquesas del Vallés en su apuesta decidida por Chuli. El canterano está devolviendo con goles esa confianza depositada en él, lo que es mérito lógico del propio jugador -se ha currado a base de bien su espacio-; pero también del entrenador, que vio en él lo que antes otros técnicos no vieron. Y es que como digo, once goles son once goles. Un tesoro para que este Recre que, tacita a tacita, pronto hasta puede mirar hacia otro lado.