Comienza la segunda vuelta. A mitad de enero, el mes de las promesas y los buenos propósitos que se suelen hacer cuando expira el año anterior. En todos los niveles de la vida. El fútbol no es una excepción. Aquellos que entienden -eso se ve de todos modos en la clasificación- que no han aprobado en la primera entrega liguera, se encomiendan a no se qué para cambiar el chip y modificar el rumbo de los acontecimientos; aquellos que sí creen que han aprobado, prometen no emborronar el escrito y persistir por el camino correcto. Ocurre en el cambio de año y, sobre todo, cuando se cruza el Ecuador de la Liga, en el cambio de vuelta.
El Recreativo llega al partido ante el Xerez con el agridulce sabor de haber hecho una primera vuelta correcta, pero con el borrón de un pésimo epílogo en Huesca. Los albiazules han cumplido con lo mínimo que se le pedía, es decir situarse en una posición cómoda, alejados de la zozobra y mucho más cerquita de la frontera de los puestos de promoción. Lo han hecho con altibajos, luces y sombras, cal y arena, a veces sufriendo los riesgos del corsé de un fútbol para el que posiblemente no estén todos preparados; y en otras brillando y exprimiendo al máximo todo lo bueno que lleva adherido el juego que desea Sergi.
De la coctelera en la que han entrado los aciertos y los errores sale un Recre con 28 puntos, en zona tranquila y dispuesto a acometer la segunda entrega de la Liga con el deber cumplido y dispuesto a que, a poco que progrese en ese fútbol que quiere, meterse en la pelea por algo más que la pedrea de la permanencia. Para éste que escribe el único objetivo que debe tener marcado el Decano en esta campaña.
El hecho de confiar tres años en Sergi Barjuan choca frontalmente con la dinámica cortoplacista en la que se mueve el fútbol. Cuando se firma a un técnico por tanto tiempo se demuestra, aparte confianza, que los dirigentes no se van a mover exclusivamente por el resultado, epicentro de la inmensa mayoría de los movimientos en los banquillos. El Recre, una vez más, puede ser la excepción. La apuesta por Sergi es a largo plazo, lo que debe dar tranquilidad al propio entrenador y a los profesionales que están con él. Si además cumple con lo mínimo solicitado, mejor que mejor.
Ahí debe radicar la fortaleza del Decano en esta segunda vuelta. El equipo, insisto que alternando cosas buenas y malas, ha ido asimilando conceptos, ha tratado de mejorar en la medida de sus posibilidades en aquello que peor se le daba y, en definitiva, ha querido ser fiel a lo exigido por su entrenador. Con todo esto ha logrado colocarse en la zona tranquila, clave para seguir perseverando en lo que hace, continuar puliendo los defectos -que los tiene-, hasta conseguir una mayor regularidad que le reporte más beneficios.
Empieza la segunda vuelta. Con el borrón aún presente de un malísimo partido en Huesca, pero con la confianza que dan esos 28 puntos conseguidos a sangre y fuego y que tienen que ser la catapulta para enrolarse en retos superiores. De momento, el Recre se puede decir que ha cumplido en la primera vuelta, que era lo más difícil. Ahora, con la experiencia acumulada
en estos primeros 21 partidos, el futuro no se presenta tan incierto ni mucho menos. Porque ya ha demostrado que se puede.