Anda el ministro de Educación de televisión en televisión, de radio en radio y de periódico en periódico explicando las reformas que quiere acometer por el bien del sistema educativo. Y detrás de él, como un coro griego, andan algunos ministros del Gobierno y distintos responsables del PP (en especial la vicepresidenta y la secretaria general) aplaudiendo con las orejas y pregonando las excelencias de unos cambios que han sido rechazados por el conjunto de la comunidad educativa en bloque.
Uno de los caballos de batalla de este cambio tiene nombre que me recuerda a la etapa del caudillo Francisco Franco: se llama EXCELENCIA. Sí, el señor Wert, hábil conversador y excelente polemizador, ha encontrado en la excelencia la justificación para que la media de un alumno que quiera entrar en la Universidad y aspire a beca deba ser de 6,5.
Wert, su excelencia en adelante, quiere elevar el nivel de la universidad española. El intento es loable, yo lo animo y lo aplaudo, pero no a costa de que dicha excelencia se alcance a costa de los que menos tienen y solo a través de los alumnos.
El sistema educativo español debe aspirar a la excelencia, bien por su excelencia el ministro, pero no a costa de elevar el nivel de los pobres y mantener el de los que sí tienen posibilidades económicas para mantener a sus hijos en la Universidad. Si quiere elevar el nivel en base sólo a la nota de los alumnos, cosa más que discutible, sólo tiene su excelencia que proponer un 6,5 como nota de acceso a la Universidad… pero para todo el mundo, para los que pueden costeárselo también. Y de paso, ponga su excelencia planes de apoyo a los alumnos en el sistema educativo público, no lo deteriore más, para que la igualdad de oportunidades no sea papel mojado.
He escuchado a su excelencia comiendo este mediodía y se me han quitado las ganas de seguir cuando ha explicado con toda la naturalidad del mundo que un chaval que no llegue al 6,5 y no obtenga beca es que está mal encaminado, que no debe ir a la Universidad, que lo que debe hacer es coger otro camino. ¡Claro, y el hijo de su excelencia y de todas las demás excelencias del coro que lo animan, aunque hayan obtenido un simple 5 están en el camino correcto por el simple hecho de que sus progenitores sí les pueden pagar los estudios!
Esperemos que su excelencia se baje del burro, que demuestre algo de lo que ha carecido hasta ahora, de cintura, y comprenda que la igualdad de oportunidades es un derecho con el que no se puede jugar tan alegremente.
No sé a qué universidad fue su excelencia, pero me intrigan las matemáticas tan curiosas que le explicaron, esas en las que 6,5 puntos de un pobre equivalen a 5 puntos de un rico. Llegados a este punto, ponderemos también el voto: 6,5 votos de un pobre por 5 de un rico. ¡Y yo tan tonto creyéndonme eso de que un kilo de plomo pesaba lo mismo que un kilo de paja!
Firma: Antonio Peinazo
2 comentarios en «Opinión: La excelencia sólo para pobres del ministro Wert»
Quizás, lo que tengamos que hacer es que todo el mundo pague el 100 % del coste de la Universidad mediante creditos que después se deberían devolver e invertir ese dinero en mejorar la calidad del profesorado en las etapas obligatorias
Esas declaraciones le puede costar al PP 500.000 votos.