En todos los casinos del mundo se oye la voz del croupier: “Hagan juego, señores, hagan juego” y algo después la frase: “¡Rien ne vas plus!” cerrando las apuestas. Pero parece que ahora la voz que se repite en el paso de la frontera con Gibraltar es: “¡Hagan cola, señores, hagan cola!”.
La verdad es que el asunto trae cola, pero mucha cola, desde la ocupación militar de la flota angloholandesa en 1704 por la dichosa Guerra de Sucesión, y digo yo, ¿por qué el último Rey de la Casa de Austria nos salió estéril?. De esta ocupación militar con carácter temporal, se llegó a la firma del Tratado de Utrecht, en Holanda, ¡cómo no!, para que su Graciosa Majestad Católica D. Felipe V de Anjou, primer Rey Borbón en España, regalara lo que no era suyo, a su Graciosa Majestad Británica, sin fecha de caducidad. Pueden consultar el Artº X de dicho Tratado. La limitación quedó circunscrita a que solo tendrían acceso para compra de víveres y mercaderías, la libertad de que los gibraltareños pudieran optar y practicar la religión católica, la exclusión en la población de moros y judíos, y geográficamente al acceso libre a su puerto, tanto de sus naves británicas como de otras para provisionar de los citados víveres. No se autorizó en dicho Tratado ningún acceso de personas de uno u otro lado, y menos aún de pretender el contrabando, siendo decomisados todos los alijos así como fijar las penas a los contraventores de la Ley. Es decir, que el Peñón de Gibraltar quedaba prácticamente aislado por un perímetro reducido prácticamente a la antigua muralla que protegía dicho Peñón.
Posteriormente, nuestros queridos y antepasados Reyes, pretendieron por la fuerza, recuperar el Peñón, y miren ustedes de que aquellas tropas no debieron tener mucha fuerza, porque a cada intentona, los ingleses nos quitaban más territorio so pretexto de “hacer unas defensas más estables”…y hasta hoy. ¡Qué digo!, si además han construido en territorio español (no previsto en el famoso Tratado de Utrecht) un aeropuerto muy funcional, sobrevolando todos los aviones, ya sean civiles o militares el espacio aéreo español; pues anda que no son chulos estos ingleses ni ná. Y nosotros calladitos, a lo nuestro, los Toros, el Futbol, la Semana Santa, la Feria de Abril o la Romería de turno, con todos mis respetos a sus fieles devotos.
Recuerdo que Franco, pretendió una especie de Marcha Verde a su manera, es decir, que cerró la verja para que por aquella ficticia frontera no hubiera más marcha, aprovechando que los gibraltareños se subieron a las barbas de los españolitos, auspiciando un Constitución no contemplada en el Tratado de Utrecht, dicha Constitución fue refrendada en 1969 y recibió todos los parabienes, siendo sancionada como legítima por Su Graciosa Majestad la Reina Isabel II de Inglaterra (aunque también lo sea de los escoceses o los galeses, pero éstos nos caen menos gordos). Franco, que como muchos de ustedes sabrán, era bajito pero con mucha mala foyá, no se lo pensó dos veces y se dijo: En España hago lo que yo quiero (no creo que haga mayor falta que lo recuerde) y por lo tanto, esta verja queda “clausurada” (palabra muy del régimen) por los siglos de los siglos. Amén dijeron sus ministros. Dicho cierre duró la friolera de 26 años, siendo que las presiones políticas para que nos admitieran en el entonces llamado Mercado Común, levantara el veto la Pérfida Albión. Levantado el veto, abierta la verja. El Cerrajero Mayor del Reino de España, título que desde entonces ostenta D. Felipe González Márquez, después de echar varios cubos de 3 en 1 sobre las cerraduras, candados, cerrojos y goznes, abrió solemnemente dicha verja el 5 de febrero de 1984, a las 12 de la noche y dado por la tele.
Desde esta fatídica fecha, se recuperó de forma geométrica la famosa industria gibraltareña de todo tipo de contrabando, blanqueo de capitales, procedentes generalmente del mundo del crimen o defraudadores de la Hacienda Pública Española, domiciliación de cientos de miles de Sociedades que operan cuando les conviene España, pero que evaden descaradamente sus impuestos. ¿Y qué decirles de las múltiples propiedades de las que gozan sus avecindados gibraltareños en toda la costa española?. Solo registran la primera compra, después las siguientes transacciones o cambios de propietarios, las pasan por un Notario de la Roca, y los impuestos por estas transmisiones de la Propiedad se van al limbo. Y claro, en estas condiciones el Sr. Ministro de Hacienda, el Sr. Montoro que tanta vara nos da, se ve impotente para atajar tanto desmán, lugar donde pudo ser factible que se rodara alguna secuencia de “La Gran Evasión”. Y ya empezamos con los barcos; primero salen de las únicas aguas de su jurisdicción, las de su puerto, y nos trincan a nuestros pesqueros en aguas españolas (no hay otras) y les dan para el pelo y multas, y nuestros respectivos Gobiernos, ni pío, oiga. Así una y otra vez. Salen y entran sus queridos contrabandistas con esas planeadoras tan rápidas que hacen sonrojarse a las tripulaciones de las patrulleras de la Benemérita, por su impotencia. Reciben apoyo de helicópteros de la Policía de la Roca, para evitar su detención. Arreglan sus submarinos, incluso uno llamado algo así como Tyreless de propulsión nuclear. Sus barcazas-gasolineras en aguas españolas transvasan carburantes sin ninguna garantía de seguridad ni salubridad para nuestras aguas, y sin pagar ningún tipo de canon aduanero a España, faltaría más. Ahora tienen los santos cojines, si, sí, he puesto cojines por no poner lo que ustedes piensan, de salir lejos de su puerto y echarnos unos bloques de cemento con puntas de hierro que son un primor para destrozar las artes de pesca de nuestros sufridos armadores y pescadores. Y miren ustedes por dónde, que ¡estaban programadas unas maniobras navales en aguas próximas al Estrecho para estas fechas!, y vienen para “ayudarnos” unas cuantas fragatas de la Royal Navy escoltando a un Portaviones que es nada menos que el Buque Insignia. Dicen que unos harán escala en Rota y otros, los otros en Gibraltar, ¿será para recordarnos que desde este territorio antaño “all land spanish”, iniciaron su Luna de Miel el Príncipe Carlos y ahora su hijo mayor, Príncipe de Cornualles.
Creo que ha habido alguna reacción por parte del Gobierno de Rajoy, que no llega ni a queja, más bien consulta. El Primer Ministro Británico, cargado de “sus flemáticas razones”, le ha dicho a Rajoy que tururú con lo de las colas de siete ni de tres horas. Que deje libre paso a todo coche o camión con la matrícula de Gibraltar, como si fuere espacio Sengen y a los demás que se chinguen (se refiere a los currantes españoles en el Peñón). De los bloques de cemento y las barcazas-gasolineras, ni sus patrulleras en aguas españolas, de eso para después de después. Ustedes me entienden. Por cierto, que el Grupo Socialista, ha pedido más Diplomacia (consultar el Vade Mecum de Moratinos). Artur Mas, siempre tan oportuno, pues que quieren que les diga, pues a lo suyo, es decir, a ir de patriota por estos mundos de Dios. ¡Ay Dios! Que pedazo de político ha traído al mundo nuestra admirada y querida Cataluña.