A modo de “escudo anti desahucios”, el Gobierno de la Junta de Andalucía aprobó y propuso una Ley, cuyo texto fue redactado desde la Consejería de Fomento y Vivienda, siendo su paladín la actual Consejera, Dª Elena Cortés. Me estoy refiriendo exactamente a la Ley 4/2013 de la Función Social de la Vivienda, aprobada por el Parlamento de Andalucía el día 25 de septiembre, con la oposición del Grupo Popular si mal no recuerdo.
Esta Ley o bodrio populista permite que desde dicha Consejería, se realice la expropiación temporal del uso del inmueble, pues se concreta en la incoación del procedimiento y declaración de interés social y necesidad de ocupación, evitando el desahucio de una familia en riesgo de exclusión social, paralizando cualquier auto de desahucio emitido por el Juzgado, auto motivado por el impago de cuotas de amortización correspondientes a una hipoteca, que respaldan el capital prestado al deudor, cuya recepción del dinero prestado va destinado para la compra de una vivienda. Contrato o crédito hipotecario según está estipulado en el Código Civil por el cual se hayan suscrito las cláusulas que regulan el contrato (escritura) de dicha hipoteca, aceptadas libremente por las partes y ante fedatario público, es decir, un Notario de la Plaza, pago de los impuestos (Hacienda del Estado y Consejería de Hacienda de la Junta) que gravan dicha hipoteca, y posteriormente su inscripción en el Registro de la Propiedad correspondiente, afectando a la finca objeto de dicho préstamo hipotecario, pagando las tasas preceptivas.
Algunos de ustedes se estarán preguntando el por qué considero que esta Ley es un bodrio. Sencillamente, porque es facilmente recurrible y porque ninguna Ley puede ser retroactiva, creando un grave e injusto perjuicio a una de las partes intervinientes. Otra cosa sería que esta Ley, una vez publicada, fuera de forzosa aceptación por parte de los intervinientes y solo aplicable para los nuevos créditos hipotecarios. Entonces no habría nada que objetar por el momento.
Pero si esta Ley fuese de forzoso cumplimiento por parte de los intervinientes a partir de su publicación, me pregunto ¿Cuántos nuevos créditos hipotecarios se concederían en Andalucía para que una familia humilde o incluso de clase media pudiera comprarse una vivienda?, les puedo vaticinar que ninguno, cero patatero. Lo que llevado a la Macroeconomía, el sector de la construcción (vivienda residencial) en Andalucía se convertiría en un auténtico desastre. La razón es bien simple, entonces ¿qué mecanismo le garantiza al prestamista, ya sea Banco, Caja o Financiera, el cobro de los dineros prestados y sus legítimos intereses por parte del prestatario?. A mi entender, ninguno.
Andalucía y toda España está viviendo un drama social de dimensiones nunca conocidas. Nos ha pillado a todos con el carrito del helado. Hemos vivido no hace mucho, tiempos de ficticia opulencia, donde casi estábamos tocando el pleno empleo, no se explica que se mantuviera una cifra cercana a un millón ochocientos mi parados y a su vez se crearan cinco millones de nuevos puestos de trabajo, de los cuales cuatro millones fueron ocupados por inmigrantes, y ahora, seis años después, estemos rozando los seis millones de parados. Los brotes verdes y los datos de la EPA como consecuencia de las reformas de los nuevos contratos laborales, lo dejaremos para después del 2016. Pongo como fecha ese año, porque según mis optimistas estimaciones, el Estado Español no emitirá tanta Deuda Pública, y por fin el Sector Bancario Español podrá disponer de fondos para conceder préstamos a las empresas y a los autónomos, entonces, cuando vuelva a correr algo el dinero, renacerá la actividad lentamente y con ella un consumo racional. En este periodo de tiempo, es probable que si ninguna otra Comunidad Autónoma copia esta populista Ley, que con seguridad será recurrida hasta llegar al Supremo, puede que el sector de la construcción se empiece a mover, pero claro está, fuera de Andalucía, con lo cual conllevará de nuevo otra emigración de mano de obra andaluza a las regiones más liberalizadoras y por consecuencia, con mayor crecimiento, quedando estancado dicho sector en la Tierra de María Santísima. Se nos irán buenos Arquitectos, tanto Superiores como Técnicos, los mejores Ingenieros de Caminos, Puertos y Minas, los mejores proyectistas y maquetistas, los mejores Jefes de Obra, los mejores gruístas, los mejores conductores de camiones de movimiento de áridos, los mejores palistas y conductores de retroexcavadoras y la gente más joven, capaz de subirse a las torres de la Sagrada Familia en Barcelona o a las nuevas torres cercanas a la Paz en Madrid o allá donde se construyan estas moles. Pero se irán.
Ahora, las familias con graves problemas por el impago de sus respectivas hipotecas, ven en esta nueva Ley, un espejismo de luz, pero de verdad que me quisiera equivocar y esta mediocre Ley les sirviera para algo, pero me temo que según se vayan parando embargos, los Bancos irán interponiendo sus recursos, y llegarán hasta el Supremo. No creo que les haga falta llegar al Tribunal Constitucional.
No es lo mismo atreverse a meter mano desde una Consejería, con el mayor de mis respetos hacia “A y T Hipotecario Mixto III, Fondo de Titulización de Activos”, primera víctima de esta Ley, que al Grupo de Banco de Santander (Banco de Santander-Central-Hispano-Banesto) y otras Entidades asociadas a este Grupo. Siendo que con toda la probabilidad, la documentación y redacción de la Hipoteca de “A y T Hipotecario…” se halle ajustada a Derecho y asumida por las partes con suma pulcritud legal.
Pero de momento, quien se pavonea es la Consejera de la Junta de Andalucía, Dª Elena Cortés. De momento va de heroína por estos pagos, pero pudiera ser que la Junta de Andalucía sea considerada por el Supremo como Subsidiaria por los perjuicios hacia “A y T Hipotecario…”, teniendo que asumir las costas, reposición del bien incautado, satisfacción de rentas de mercado e intereses legales, cuyos dineros procederán del contribuyente, pero en la Junta siguen pensando que el “Dinero Público no es de nadie”. Ya veremos si se cumple el refrán: Quién ríe el último, ríe mejor.