22 noviembre 2024

DESDE MI VENTANA:
De las raíces eslavas.
[Aurelio Pino Domínguez]

Aurelio Pino DomínguezEntre las dificultades para datar a los movimientos migratorios y posteriores asentamientos, hemos de añadir toda ausencia de escritura o restos arqueológicos de sus asentamientos, ya que los pueblos eslavos en sus orígenes al igual que otros pueblos de Eurasia, eran nómadas, cuyas principales pertenencias eran los caballos y ganado vacuno que les servía tanto para obtener carne y leche como para tirar de grandes carromatos donde iban sus viviendas, generalmente hechas con ramajes y forradas de pieles. Esto implicaba que desde muy antiguo conocieron la rueda, siendo maciza (sin radios).

Los primeros asentamientos, se realizaron en madera, de lo que se deduce que desde antiguo conocían ciertas herramientas rudimentarias del carpintero. Este tipo de construcción no ha permitido legarnos mayores vestigios históricos. Los primeros eslavos orientales se expandieron entre la actual Polonia, Bielorrusia y Ucrania, continuando hacia el Este y Sudeste entre el rio Don y los Cárpatos. Sobre el año 600 d.C. los eslavos se dividieron lingüísticamente en las ramas meridional occidental y oriental. Los eslavos orientales se asentaron a orillas del rio Dniéper (Ucrania) desplegándose hacia el norte (valle del rio Volga), al este de lo que hoy es Moscú y al este de las llanuras del rio Dniéster y el Bug occidental (Moldavia) y sur de Ucrania. Kiev, capital del antiguo Rus fue fundada entre el siglo V y VI d.C. Tomó desde entonces gran importancia pues era paso obligado para el comercio entre los países de Escandinavia y el Imperio Bizantino, cobrando los consabidos aranceles.

Al sur de estos territorios se aposentaron los antiguos Escitas (pueblo de origen iranio) cuyos asentamientos eran conocidos por Heródoto, haciendo referencia en su Libro IV de Historia e igualmente los sitúa Estrabón en su Geografía, siendo datados sus asentamientos entre los siglos VI y II a.C. El pueblo Escita al igual que el pueblo de los Tartesos, curiosamente también desapareció. Es por ello que ya en el siglo I d.C. los romanos denominan a todos los eslavos con el nombre de escitas, sin pertenecer a ciencia cierta a este grupo étnico. El tipo de enterramientos se llamaron Kurganes, habiendo gran cantidad de ellos en todo lo que debiera ser la frontera entre la actual Ucrania y las llanuras orientales de la actual Rusia (Federación Rusa) con los poblamientos escitas, igualmente nómadas. Se trata de enterramientos a base de acumulación en diferentes capas de piedras y barro, ocultando en su mayor profundidad los enterramientos humanos, que correspondían a personas de cierto elevado estamento dentro del clan tribal, al que le solían acompañar criados (muertos por ahorcamiento) y varias reses (caballos y vacas) para continuar prestando servicios a su señor en el más allá, junto con sus joyas, espadas y escudos.

Mucho antes, la Península Ibérica, ya desde los siglos X y IX a.C, conoció a los Fenicios y Griegos que fundaran colonias con carácter comercial, construyendo auténticas ciudades al modo mediterráneo, es decir, con piedras y mortero de cal (Ampurias, Adra, Cádiz, etc.) y nos trajeron su escritura, tomando algunos signos los pobladores ibéricos, que podemos apreciar en el famoso “Plomo de Alcoy”. Luego se sucedieron los Cartagineses y los Romanos. Pero el invasor común tanto al mundo eslavo como al hispano, fue la sucesiva invasión de tribus germánicas en su paso hacia los territorios del Imperio Romano y Bizantino, formadas por Alanos, Vándalos y Godos (Visigodos y Ostrogodos). Iberia se libró de Atila y sus hordas de Hunos pero no así el mundo eslavo ni el Magiar (origen ugro-finés).

Si esto no fuera bastante, el mundo eslavo tuvo que padecer otra grave invasión en el siglo XIII, esta vez se trataba de un formidable ejército que trajo en jaque desde la misma China a todo el Asia que por aquel entonces correspondía a la Ruta de la Seda y países colindantes, este aguerrido ejército procedía de la actual Mongolia, cuyos rey fue Gengis Kan. Tras la conquista de Georgia y Crimea, derrotó posteriormente a un numeroso ejército comandado por seis Príncipes rusos, incluido el gobernante de Kiev. Estos Prícipes una vez derrotados, fueron ejecutados sin provocar en sus muertes “derramamiento de sangre”, ya que según la costumbre de los Mongoles, tal sentencia era morir por aplastamiento bajo la enorme mesa donde Gengis Kan y todos sus Generales celebraron previamente el banquete de su victoria sobre estos desdichados Príncipes.

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