Este fin de semana Hinojos va a ser invadida por el color añil con la llegada de ‘los Quintos’, una tradición de antaño que con el paso de los años se ha ido adaptando a los tiempos. En su día, se celebraba la marcha de los jóvenes al ejercicio militar, hoy día se continúa con la tradición y, tanto hombres como mujeres, festejan su mayoría de edad.
A lo largo de fin de semana, todos los miembros de la misma quinta disfrutan de una convivencia urbana teñidos de añil y, juntos, pasarán la madrugada del sábado alrededor de una inmensa hoguera.
El Ayuntamiento de Hinojos, y debido a larga historia que le ampara, colabora con la fiesta en la recogida de la leña para la gigantesca candela, asimismo aporta el remolque y la gasolina que necesitarán para encenderla. En los últimos años, y convirtiendo la tradición en una fiesta de adolescentes, se acompaña de música moderna y el Consistorio también aporta el escenario del DJ que será contratado por los propios miembros de la quinta.
HISTORIA
Del origen de la fiesta de “los quintos” o de los “quintos mare”, como se llamaban antiguamente, por aquellas canciones de todos conocidas que decían “ya se van los quintos “mare”, ya se llevan a mi Pepe…, no se tienen noticias de la época en que se comenzó con esta tradición que aún permanece.
Entonces era cuando se tenía que hacer la mili de manera obligatoria, y significaba un trauma para muchos el tener que salir de su ámbito para realizar las milicias.
Durante el mes de febrero, fueron siempre las fechas tradicionalmente elegidas para celebrar una fiesta muy particular, por los mozos del municipio que en ese año entraban en quinta.
La fiesta consistía en reunirse todos en torno a una enorme hoguera en el campo, durante un largo fin de semana. La leña que se utilizaba era regalada por el ayuntamiento de turno para disfrute del personal. Amparados por su calor, la comida y al abrigo del mosto de la tierra, se componían canciones de las novias de los quintos. Siempre acompañados con la misma melodía, se creaban letras simpáticas y pícaras donde se daba buena cuenta siempre en clave de humor, de los diferentes noviazgos y tipologías de los protagonistas de la quinta del año en cuestión.
Los quintos aparecían montados todos en un remolque cargados con la leña y con la cara y las manos teñidas de añil. Así permanecían durante todo el fin de semana que duraba la fiesta.
Durante la misma y a horas generalmente diurna, los quintos perseguían a los niños de la localidad para teñirlos de azul con el añil. Ellos a su vez se metían simpáticamente con los quintos y establecían esa lucha persecutoria donde agresores y agredidos disfrutaban en una especie de guerra con el azulete como arma corriendo por las calles hinojeras.
En la actualidad, la fiesta de “los quintos en Hinojos”, sigue manteniendo el mismo espíritu de siempre, la misma fórmula y la misma alegría que la caracteriza, con la diferencia como no podía ser de otra manera, de la incorporación a la misma de la mujer hinojera, dando a la fiesta una mayor riqueza de convivencia y divertimento en un fin de semana esperado por todos.