Mucho se ha hablado estos días de la tardanza de Mariano Rajoy para designar al candidato del Partido Popular a las Elecciones Europeas. Este pasado lunes, el BOE publicaba la convocatoria fechada para el 25 de mayo, quedando abierto el plazo de voto por correo el 1 de abril, sin que el partido en el gobierno tenga una cabeza visible.
La exasperante calma de Rajoy parece estar convirtiéndose en un modus operandi. Su lentitud de respuesta a temas candentes, que algunos critican como dejadez o ineptitud, es en realidad una potente arma estratégica de derrota por agotamiento, y pone de manifiesto la importancia de manejar los tiempos en política.
Hace ya un mes que el PSOE se apresuró a anunciar a su Vicepresidenta Elena Valenciano como cabeza visible, apuesta fuerte para unos comicios tradicionalmente de escasa motivación para el electorado, y que evidencia la importancia vital que para Alfredo Pérez Rubalcaba supone esta primera cita estatal con las urnas desde el 20 de noviembre de 2011. El PSOE deseaba una campaña viva donde exhibir su potente storytelling de agravios de las políticas de derechas. Europa era la excusa para recomponer la cuestionada dirección de Rubalcaba por vía de la legitimidad electoral. Acechando desde dentro tanto cuchillo entre dientes, una nueva y sonada derrota podría desatar el vuelo de puñales de incierto final.
Conocedor de esta realidad, Rajoy ha hecho uso de su flemática arma, plantando a Elena Valenciano en pleno cuadrilátero electoral, sin oponente, sin cuerpo al que dirigir sus golpes dialécticos, y asistiendo despechada a una situación insólita y desconcertante que ha cogido con el pie cambiado a toda la potente maquinaria electoral socialista. ¿Qué pretende Rajoy y por qué esta estrategia de desplante?. Varias pueden ser las respuestas.
Enfriar la campaña electoral. Rajoy ha fiado su acción política a la necesidad urgente de recuperación económica de España, todo, incluso lo contrario a lo que estaba en su programa, ha confesado haberlo hecho para sacar al país de la crisis. Al Presidente no le interesa desviar la atención de su acción de gobierno, parece confiar en los buenos datos económicos y la evidente recuperación. El tiempo le está dando la razón, demostrando por la fuerza de los hechos que los sacrificios no eran en vano, a la vez que evidencia cada día con más fuerza lo que permanece aún fresco en la memoria de los españoles: la nefasta gestión económica socialista. Esta hipótesis parece corroborarse con el vídeo lanzado por Génova el día 1 de abril, “cajones vacíos”, un verdadero gancho de derecha a la mandíbula rival; “si te preocupa el futuro, no dejes que se repita el pasado” reza el claim de Youtube. El PSOE de Valenciano tendrá que encajar el golpe.
El voto útil no ideológico. Escoger de los grandes partidos el mejor parece la apuesta frente a la posible atomización del voto.
La clave europea. Algunos observadores políticos, aluden a los equilibrios internos del Partido Popular Europeo (PPE), donde Rajoy quiere obtener un fuerte protagonismo. La nueva situación provocaría una reestructuración del gobierno muy a tener en cuenta en el nombramiento del candidato más idóneo.
La clave andaluza. Se podría estar esperando la posible decisión de Susana Díaz de adelantar las Autonómicas andaluzas para hacerlas coincidir con los comicios europeos. Pero esta posibilidad no se ha consumado porque el plazo concluyó el 31 de marzo.
Hoy mismo el Presidente, a preguntas de la prensa, ha contestado que quedan aún muchos días para que los partidos presenten sus listas a esos comicios (el plazo concluye el 21 de abril), y que el anuncio no será hoy. Lo que es seguro es que cuando lo haga, Rajoy habrá conseguido otro objetivo más que no he mencionado, que el esperado candidato centre la atención de todos los medios y eclipse a todos sus rivales. Esperemos a ver los resultados de la estratégica calma de Rajoy.