Lo que conocemos coloquialmente como migraña es un dolor de cabeza pulsátil e intenso que habitualmente afecta a un lado de la cabeza, aunque en ocasiones puede afectar a ambos. La migraña empieza de forma repentina y puede estar precedido o acompañado de síntomas visuales, neurológicos o gastrointestinales.
Si bien puede darse a cualquier edad, la migraña suele afectar principalmente a personas entre 10 y 30 años de edad. En ocasiones, después de los 50 años desaparece y es más común en mujeres que en varones.
En cuanto a las causas que la producen, son difíciles de identificar y varían dependiendo de cada persona. Entre ellas, las más comunes son el estrés y la ansiedad, las hormonas, la ingestión de alcohol, la falta o el exceso de sueño y los factores medioambientales como el tiempo o los cambios de temperatura y las elevadas altitudes.
Existen, además, varios tipos de migrañas:
– La migraña o jaqueca: de base hereditaria. En ellas el dolor se localiza en una parte de la cabeza o en toda y tiene un carácter pulsátil. Los síntomas más frecuentes son, además del dolor de cabeza, vómitos, náuseas y sensibilidad al ruido y a la luz, acompañados de un malestar generalizado. Generalmente empeora con la actividad física y mejora con el reposo.
– Cefalea de racimo: más frecuente en mujeres que hombres, se trata de un dolor que afecta a uno de los lados de la cabeza y se extiende hasta llegar al ojo.
– Cefalea de tensión: Suele ser un dolor leve o moderado que tiene entre sus causas están el estrés, las malas posturas, la fatiga o la depresión.
El tratamiento de éstas variará dependiendo de la frecuencia y la severidad de los síntomas, por lo que se hace necesario un tratamiento personalizado en función de cada enfermo, siendo conveniente acudir a un médico para que nos prescriba las mejores pautas a seguir en nuestro caso.