Marcos Gualda y Víctor Pulido son otros dos de los artistas notables que han pisado La Lupa con “Javier Berrio, La noticia opinada”, en los últimos tiempos. En concreto fue el jueves 27 de marzo de 2014. La originalidad busca sus propios cauces y en el caso del escritor y del pintor no tuvo dudas de cómo hacerlo. La puesta en escena, genial. Marcos Gualda con su máscara antigás de la I Guerra Mundial y Víctor con su careta de goma de simio que aprende a hablar pero que sigue expresándose mejor en “chimpancé”. La propuesta era una protesta contra todas aquellas cosas que nos contaminan y que no son únicamente los gases venenosos, sino las posturas de la propia sociedad o aquéllas devenidas desde todos los poderes que en el mundo son, bien políticos, económicos o religiosos.
Si Víctor Pulido es bien conocido por su pintura y su amor general por las formas –adora la escultura y por ello la trabaja igual que la pintura-, Marcos es un narrador que saborea el juego con los opuestos, que extrema la costumbre al borde lo imposible, del surrealismo. ¿Puede haber ejercicio más sano? Costumbrismo y surrealismo a la par: a fin de cuentas, ¿no son muchas de nuestras costumbres puras imposturas?
Las personas buscan complementos y a pesar de lo que puedan creer algunos, los artistas también son personas, por eso no es extraño, como hemos visto en otros casos, que creadores de distintas disciplinas colaboren. La exposición “Pulido”, de Víctor Pulido, como se comprenderá fácilmente, fue el primer caso de cooperación entre ambos y el catálogo –libro de magnífica factura-, una auténtica obra de narración de Gualda sobre la obra del pintor. A partir de los cuadros de objetos más o menos cotidianos de Pulido, Gualda construye historias en lenguaje purísimo, honesto, sin rendiciones a la actual corrupción de las palabras. Claro que el trabajo de Pulido facilita la labor porque fue cuidadoso hasta el punto de hacer réplicas a formato asequible a los pequeños. Todo un detalle. Cuando Pulido pintó los cabezos –hace algún tiempo ya-, lo hizo de memoria, pero como él dice, tenía una deuda con ellos y la cumplió con maestría. Su trabajo sobre el agua, más de lo mismo y sus pateras constituyen un clásico de estudio, valentía técnica y matérica y en algún caso, también de tamaño.
Y volviendo a La Lupa, disfruté. Porque tras la puesta en escena, la seriedad cercana de quienes saben lo que hacen y lo cuentan como lo saben: con amplitud y discreción, pero sin tapujos ni timidez. Enhorabuena. Me alegra sobremanera que Huelva tenga estos hijos que de vez en cuando visiten mi Noticia Opinada y muestren al público que tenemos creadores de muy alta calidad y consideración, pero no en círculos suficientemente amplios. En eso a todos nos queda mucho por hacer porque la proyección y distribución del trabajo de nuestros creadores en meta no suficientemente asumida. En cuanto a Marcos Gualda y Víctor Pulido, gracias por habernos visitado y lo hayan hecho con esa presencia de ánimo y generosidad artística.