Izquierda Unida defenderá el próximo miércoles una proposición no de Ley en la Comisión de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio del Parlamento andaluz en la que reclama a la Junta que solicite al Ayuntamiento de Huelva que impulse la creación de un órgano de participación que diseñe una solución «lo más consensuada posible» al tratamiento de los fosfoyesos que permita la recuperación medioambiental de las marismas de Mendaña.
En la iniciativa, a la que ha tenido acceso Europa Press, IULV-CA insta en concreto al Ejecutivo andaluz a demandar al consistorio onubense que dicho órgano de participación, con presencia de ambas administraciones, incluya también «a las organizaciones políticas con representación en el Parlamento andaluz y en el Ayuntamiento de Huelva, a las organizaciones sindicales más representativas, empresarios, colectivos sociales, ciudadanos y ecologistas, Autoridad Portuaria y otras instituciones estatales, autonómicas y locales».
La federación de izquierdas recuerda que la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo aprobó por unanimidad una resolución en este sentido en julio de 2010 tras una visita efectuada por un grupo de eurodiputados a Huelva y critica que «hasta el momento» tanto el Ayuntamiento de Huelva como la Junta de Andalucía «han venido negándose a ello».
«MAYOR VERTEDERO INDUSTRIAL DE TODA EUROPA»
Según recuerda la exposición de motivos de la iniciativa, «en la ciudad de Huelva se encuentran depositados en las marismas de Mendaña, a unos escasos 500 metros de la misma, aproximadamente unos 120 millones de toneladas de fosfoyesos, que ocupan una extensión de 1.200 hectáreas», mientras que también hay «7.000 toneladas de cenizas radioactivas procedentes del accidente de Acerinox en Cádiz, que fueron depositadas en el Centro de Recuperación de Inertes número 9».
IU considera que todo ello, unido que «en las balsas se han depositado también cenizas de pirita; residuos procedentes de la planta de inertización de Egmasa-Albega-Befesa, y escombros de derribos de la propia ciudad», convierte la zona en el «mayor vertedero industrial de toda Europa».