Sí, de manera increíble y antes de que cante el gallo. Pedro Sánchez, Secretario General del PSOE, aquello que conocí como Partido Socialista Obrero Español, ha renegado ya dos veces de la clase obrera a la que se suponía que defendía.
Aquellas conseguidas treinta y cinco horas de trabajo semanal, posteriormente anuladas, que ni por el forro realizan su concejales, ni diputados, ni asesores, ni quienes bajo otros conceptos tenga incluidos en su plantilla, subvencionada por un gobierno, que a la postre lo que hace es darle el dinero que nosotros aportamos, las rechaza en un acto infantil de impertinencia hacia los empleados al no saber qué hacer ante otro partido al que un pueblo expectante aun duda si votar, pero considera indudablemente un posible aro salvavidas.
Con ésta nos da la primera en la frente y con afirmarse en la jubilación a los 67, otrora 65 también ganados a pulso y perdidos con los criticados recortes, nos endiña la segunda en el estómago, sin tener en cuenta que relajar estos números es lo único que puede incrementar las posibilidades laborales de las generaciones venideras y evitar que nuestros jóvenes tengan que abandonar el país en busca de alguna salida.
No quiero ni pensar la de achaques que puede tener encima un equipo de bomberos que ronde esa edad o una sala de operaciones de la Seguridad Social poblada con manos temblonas.
Alguien que quiere patronear el viejo barco que hundió el país, bien podría intentar pasarse por astilleros y reformar su obra viva que es lo más castigado del buque, vamos, esa clase media que tanto defiende en sus arengas y ahora está dispuesto a machacar al más puro estilo del Partido Popular.
Indudablemente, volverá a negar en una tercera ocasión o las que se tercien, y si llega a gobernar, por supuesto en coalición con los temidos latinos, estamos todos apañados, pero si lo hace con los que están con un nuevo PSPOPE o algo así, posibilidad para la que psicológicamente no estaremos preparados aunque ya se empieza a escuchar y reafirmar en los mentideros nacionales, entre todos la habremos piciado. Las historias del Huerto de los Olivos me dan lo mismo pero que quiera llevarse al huerto a los votantes y haga estas declaraciones me parece el suicidio político de alguien que no se encuentra a la altura de dirigir nada y se siente anonadado ante la amenaza de quienes al menos intentan satisfacer las expectativas de la clase obrera, que por cierto se encuentra bastante aburrida de la política y necesita creer en algo.
De paso, tendrá que hacer frente a la desafiliación en su partido y a que Rajoy pase de su menú rápido de querer federar un estado como se calienta una pizza en un horno, aunque viendo que Jesús Posadas, Presidente del Congreso, se autoproclama Presidente del Gobierno y no se acuerda de la fecha de la constitución, se da uno cuenta de que tenemos una camada de políticos chocheando que para qué le quiero contar y nadie sabe lo que nos deparará un inmediato futuro.
Como no se me da muy bien esto de los episodios religiosos me queda adivinar por dónde andará Judas contando monedas de oro en este momento y a quién le cortarán la oreja o lo que es igual, quién hará las veces de Malco en este sarao. Pero imagino que como siempre le tocará al más tonto de la reunión o a los obreros de aquel partido socialista que mencionaba al comenzar estas líneas.