El cadáver hallado el pasado viernes en avanzado estado de descomposición en una arqueta en el término de Villablanca pertecene a Rafael Paulete Aguilera, desaparecido hace cinco años en Ayamonte, según han confirmado a la periodista Rosa Font (http://pagina3huelva.es/) fuentes familiares y de la Guardia Civil.
El cuerpo sin vida de Rafael, al que se le practica la autopsia para tratar de determinar las circunstancias de la muerte, llevaba colgada su medalla, que ha sido identificada por la familia, así como otros objetos personales. Además, se han tomado muestras de ADN a la familia para realizar el cotejo.
A Rafael se le vio por última vez el 17 de febrero de 2010 y se le perdió la pista prácticamente al lado de su casa y a plena luz del día (eran aproximadamente las 18.00 horas). Aquella tarde estuvo en casa de su familia, salió a un local próximo, desde donde se encaminó a su casa. Sin embargo, no llegó al domicilio ni cogió el coche, y fue un íntimo amigo el que alertó de la ausencia, sin explicación alguna para todo su entorno.
El joven que apareció muerto en octubre de 2012 en un camino cerca de Ayamonte, con un disparo en el pecho, fue el que había alertado a una familia ayamontina de la desaparición Rafael y estaba vinculado a uno de los narcotraficantes que operan en la provincia de Huelva y en el sur de Andalucía, que se encuentra huido de la Justicia y figura en la lista de los más buscados por las Fuerzas de Seguridad, apodado como ‘Ferramache’.
Cuando desapareció, Rafael levaba consigo el documento de identidad, llaves y su teléfono móvil. Poco más. No cogió ropa ni tampoco el pasaporte, lo que para su entorno indica que no tenía intención alguna de marcharse, y su domicilio se encontraba tal y como él lo había dejado (no había nada revuelto ni habían entrado a robar).
El móvil fue desconectado poco después de su desaparición.
En su entorno se descartó desde el primer momento que se marchara por voluntad propia y se ha mantenido que se lo llevaron por la fuerza o alguna persona conocida lo engañara para llevárselo. La familia presentó denuncias tanto ante la Guardia Civil como en Portugal y la investigación no dio resultado.