(Texto: Federico Soubrier) Tal vez en mi cerebro vayan quedando menos neuronas que semillas del Opus haya en el gobierno pero todavía tengo el sentido común de relatar lo que pienso mientras alguien me ofrece un cebo para que mire hacia otro lado y vote a los que quieren mantener la poltrona a toda costa, haciendo y deshaciendo malabarismos con desacierto.
Este país adolece de varios problemas: la corrupción, el ansia de poder y sobre todo que el pueblo acepte la carcoma en su armario y la admita como algo normal, que es el peor de los frenos. Curiosamente la polilla, en rara ocasión, ataca las maderas nobles, ¡por algo será!
A la zanahoria que quieren ofrecer a pensionistas y funcionarios, colgada del palo como antaño se hacía a los burros para que le dieran vida a la noria, frente a los ojos y cerca de la boca, para que salivasen, para que les votemos, le pueden ir dando otro uso, tal vez condimentarla en la ensalada o cualquier otra cosa más eficaz que se les ocurra, porque esta vez no cuela, ya estamos escarmentados.
Devolver un 1% de subida salarial a los que han perdido más del treinta, unos días moscosos robados al igual que el 25% de una paga secuestrada y los días canosos previamente arrancados, dice mucho de los que quieren vender el potosí electoral.
Difícilmente con los regalos que quitaron de debajo del abeto puedan tapar sus escándalos y sus Guerras Púnicas o las del mismísimo Peloponeso. “El gato escaldado del agua fría huye” y menuda legislación de destapar vergüenzas que llevamos. Tenían que pagar simplemente por aguantar los telediarios.
Lo que sí se les ha olvidado comentar a la hora de anunciar zanahorias es que el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 6 de Bilbao ha dictado una sentencia para que esos días se le devuelvan a la Ertzaintza, y esto no es una dádiva, es que le han visto las orejas al lobo como sucedió con la otra sentencia, abonando el primer 25 % de la paga extra “retenida” en 2012.
La subida de las pensiones para 2016 también anunciada como otra zanahoria supondrá un 0,25 %, vamos unos dos euros, con lo cual no se cubrirá ni el precio de los medicamentos más usados, esos que han dejado de recetar los médicos por ordenes del más allá.
Me quedo más tranquilo cuando el ministro de interior Jorge Fernández Díaz dice que: Está convencido de que la religiosa Santa Teresa está ejerciendo de «intercesora» para España en estos «tiempos recios». No me extraña que necesiten tantos asesores y cada vez tengo más claro que sus zanahorias son pequeñas, malsanas, que por supuesto no valen un voto y que necesariamente hay que cambiar de verdulería porque además, la controvertida Santa Teresa no va a ser la solución. Tal vez si hubiesen fichado a San Juan de la Cruz, otro gallo cantaría.
Federico Soubrier García
Sociólogo y Escritor