Ya falta menos para las elecciones autonómicas catalanas. El próximo domingo día 27 de Septiembre los catalanes y catalanas (los que estamos censados) votaremos. La noche de este día será muy larga, los interesados por la política nos iremos a la cama muy tarde; cambiaremos a menudo de canal, y escucharemos con atención un gran número de opiniones, y es muy previsible que no todo el mundo interprete igual los resultados.
Las últimas encuestas continúan apuntando a que las elecciones las ganará ‘Junts pel si’, o sea, uno de los grupos que aboga por la independencia. En este, mi segundo artículo sobre el tema catalán, me gustaría insistir sobre tres apartados, para mí, de suma importancia. Por un lado, la opinión de cierta prensa de la capital de España, después sobre la falsa idea de que en Cataluña a los no independentistas como yo se nos demoniza y, finalmente, el tema de los números: ‘las mayorías’.
Ciertas manifestaciones de la prensa madrileña simplemente aturden; son expresiones duras e inmovilistas que, entre otras muchas sandeces, se atreven a criticar al bueno del ministro José Manuel García- Margallo, simplemente por entrevistarse en TV defendiendo educada y elegantemente la unidad de España delante de un independentista catalán también muy ilustrado. Una famosa periodista hace muy poco se ha atrevido a escribir esto: …”La hipótesis de la secesión catalana resulta simple y llanamente inaceptable, incluso a efectos dialécticos”. Inadmisible, hasta aquí podríamos llegar.
Estoy absolutamente seguro que si en el gobierno del señor Rajoy hubieran existido más ministros como García-Margallo y, en la prensa de Madrid, menos periodistas del tipo que acabo de aludir, el tema ‘catalán’, hoy, ocuparía otro lugar. Señora periodista, hablando se entiende la gente; hablar y discutir es fundamental; hablando y sabiendo escuchar cómo nos enseña el ministro García- Margallo es el camino. Otra cosa, los que desde Madrid y otros lugares de España, explican que ‘significarse como pro español en Cataluña se ha convertido en un motivo de estigma público’, simplemente mienten.
Estoy viviendo estas elecciones muy de cerca y, desde esta plataforma puedo asegurar lo siguiente: la campaña es democrática, serena, rica en matices, interesante, a veces muy aburrida pero hay respeto mutuo, en cualquier caso se busca vivir en libertad y, naturalmente, como siempre pasa y, dentro de un clima de convivencia, poco a poco, se está calentando. Hoy mismo (día festivo en Barcelona), en el balcón del Ayuntamiento, ha habido una pequeña escaramuza con algunas banderas como protagonistas.
Finalmente, me gustaría manifestar que los independentistas catalanes han llegado hasta donde ahora están, alentados fundamentalmente por el gobierno de Rajoy. Este gobierno nunca aceptó (ni aceptará) que Cataluña es una nación y, a su vez, fue incapaz (y es incapaz) de negociar el tema fiscal catalán. Dicho todo esto, quiero concluir que si el día 27 por la noche se ve con claridad que el soberanismo catalán tiene bastante fuerza política y social, el gobierno de España, al margen de lo que opinan algunos periodistas de Madrid, tendrá que negociar. Para mí, la palabra ‘bastante’ quiere decir esto: El tanto por ciento variable (que explique en mi anterior artículo) multiplicado por el número real de votantes debería ser igual a la mitad del censo de votantes más uno. Insisto, la mayoría de escaños no es suficiente. Los que defienden esta teoría se equivocan y, además, están destruyendo su propia lectura plebiscitaria. Un plebiscito significa ‘una persona un voto’ y, todos los votos, valen igual.