(Texto: Rafael Núñez Rodríguez y Alejandro V. Bellido) En 1977, se forma el Club de Escritores Onubenses, una importante institución cultural en nuestra provincia, que aglutinaba a todos los escritores de la época y que terminó disolviéndose en 1995. La creación de este club vino dada a través de la publicación de la antología 8 Poetas Onubenses, inicio de la colección Alazán. Esta antología recogía a algunos autores del momento, los cuales venían recopilados previamente en la Antología de Poetas Onubenses, ya tratada en anteriores artículos. Estos escritores fueron los siguientes: Juan Andivia, José Baena, Jesús Díaz, Juan Drago, Juan A. Guzmán, José A. Mancheño, Paco Pérez y Francisco Sánchez. José Antonio Guzmán, presidente de la institución durante 12 años, donó archivo y material procedente del club en el pasado año 2012 a la Universidad de Huelva para su estudio y difusión.
Parece como si estos poetas quisieran diferenciarse de aquel gran grupo de autores de la amplia antología ya mencionada. Da la sensación de que pretendían separarse de ellos para formar un grupo de autores del momento. Llama poderosamente la atención la portada de la obra: los nombres de los autores junto a su huella dactilar correspondiente, lo que podría interpretarse como una demostración al público de su unicidad, de que no eran unos poetas más junto a otros tantos. Y podríamos decir que lo consiguieron, debido a la gran importancia que tuvieron -y tienen- estos nombres en el panorama poético onubense. Estos autores no quedaron en el olvido, siguieron publicando e incluso ocuparon importantes puestos en revistas y organismos como la Fundación Odón Betanzos, como es el caso de Juan Drago, un autor que pone de manifiesto en la antología la preocupación que ya había por el Polo Químico de Huelva. Tenemos un claro ejemplo de poesía de la conciencia sobre una realidad concreta que, por desgracia, se mantiene actualmente en nuestra capital. He aquí el poema:
PAISAJE METÁLICO
Lo sé.
Aquí. Refinería de petróleos X.
El crudo sigue su proceso.
Un consejo de ancianos burócratas maquina órdenes secretas.
El cajero rumia su arqueo de ayer tarde.
Las secretarias vuelven a teñirse las uñas
pensando en rubios ingenieros.
Hace un día de nubes grises.
El verde gris del eucalipto
y el verde negro de los pinos callan.
(No hay viento que mueva las veletas.)
Un eterno bramido de cinco años sigue,
poleas, pistones desbocados,
válvulas…
De la torre de crudo penden copos
de rocío.
Viejas golondrinas torean las esferas de butano.
Lo sé.
El hombre abre las válvulas.
El hombre suelda tuberías infinitas
El hombre pedalea entre recados.
Nadie echa barquitos de papel a los tanques de nafta.
Nadie piensa en su caballo de cartón
cuando pulsa los botones del miedo.
El hombre hace facturas millonarias.
El hombre barre los papeles del retrete.
El hombre orina, y cobra,
y sueña 9 caballos de vapor,
el hombre.
Aquí. Refinería de petróleos X.
La brevedad de este artículo débase a que en los próximos hablaremos más en profundidad sobre este Club de Escritores Onubenses y los autores que lo conformaban, poniendo así en valor lo que todos estos poetas hicieron por la literatura onubense.