(Texto: Javier Berrio) En Cataluña está ocurriendo lo que tenía que pasar dado la pasividad del gobierno Rajoy y la indefinición de los partidos de la oposición ante el envite nacionalista y la deriva separatista una vez más. Algunos se muestran sorprendidos, como si esto fuese la primera vez que sucede en tierras del principado. Cataluña ha sido tradicionalmente separatista y únicamente con políticas represivas se ha podido evitar esa situación. Actualmente, cuando lo suyo habría sido enamorar a aquella tierra y no solo por la vía de las inversiones –territorio especialmente beneficiado por fomento, por ejemplo-, sino por la del respeto y la pedagogía en el conjunto del Estado: dejar a Cataluña ser España desde su propia manera de pensar y sentir.
En Andalucía, país ampliamente colonizado cultural y sentimentalmente en el españolismo más rancio, no se entiende en modo alguno lo que sucede en una tierra que hasta hace bien poco tiempo, era mayoritariamente partidaria de la permanencia en la estructura territorial española gracias a la emigración. ¿Por qué se ha producido el presente conflicto? Por la cerrazón del gobierno Rajoy y los intereses espúreos de Artur Mas y de la famila Pujol Ferrusola quienes, junto al conde de Godó, se consideran auténticos dueños y señores de Cataluña. La estrategia nacionalista, tendente a convencer a los ciudadanos de que España les roba y que necesitan hacienda propia, fue el comienzo de una política que ha logrado persuadir a la mitad de los catalanes de que, en solitario y dentro de una UE que ahora les rechaza, les iría mucho mejor.
Cuando el órdago secesionista de Mas dio comienzo, el gobierno creyó que aquello no iba en serio o que no prosperaría, pero los soberanistas ganaron la batalla hasta el punto de sacar las urnas a la calle el 9 de noviembre de 2014. Eso fue una derrota del gobierno, por mucho que aquella consulta no fuese ni referéndum ni vinculante. En las últimas elecciones, ha pasado lo mismo, consiguiendo los del Junts pel Sí convertir el proceso en auténticamente plebiscitario. Hasta aquí, todas las políticas del gobierno han sido erróneas y no olvidemos que en aquellos momentos tan difíciles para los unionistas, el gobierno y la dirección central del PP, abandonaron completamente a Alicia Sánchez Camacho y a sus seguidores. Exactamente lo mismo que sucedió cuando el referéndum de reforma estatutaria, en el que dejaron a Piqué en una situación precaria, rodeado de oponentes y sin posibilidad de aproximación a los partidarios del nuevo estatuto.
Llegados hasta aquí, al gobierno nada más que le queda medidas judiciales y coercitivas puesto que la mesa del parlamento, su presidenta, Artur Mas y la mayoría parlamentaria –Junts pel Sí, las CUP y en parte, Catalunya Sí que es Pot (Podemos)-, en rebeldía y sedición. Quizás el gobierno tampoco quiera entender éso, pero es la realidad. Como, además teme enormemente aplicar el artículo 155 de la Constitución española, que por cierto, desde mi punto de vista no disuelve la autonomía, sino que la ocupa desde el centro hasta que se vuelva a la normalidad; ese pavor, digo, por parte del gobierno, aún envalentona más a los partidarios de la ruptura. Pero, seriamente, ¿no será preciso, en su día y tras una política inteliugente de los unionistas, llegar a un acuerdo para refrendar algo en Cataluña bajo un marco de máxima seguridad jurídica, política y con plena garantía para los catalanes que quieren seguir en el Estado? Esa es, a estas alturas, la auténtica cuestión.
2 comentarios en «EL LABERINTO.
Catalonia, oh, Catalonia.
[Javier Berrio]»
Da náuseas leer estas falsas proclamas. El nacionalismo catalán ha sido siempre depredador y traidor de nativitate. Vivimos en Huelva en el tercer mundo, mientras alli se nos ha desangrado media España en subvenciones y prebendas durante los tres últimos siglos. Ya está bien.
Javier, tu artículo acaba de forma parecida a la expuesta por Durán i Lleida que no Durand (francés) y Lérida (español) después de su entrevista con Rajoy.
No coincido con tu visión de quiénes son los culpables de la situación catalana. Quién da el tortazo es el único culpable, no quién lo recibe. Mas ha vuelto a engañar a toda Cataluña con cantos de sirena. Desde los mejores tiempos de Pujol hasta los últimos días de Artur Mas, la administración de la Generalitat catalana es puro desastre. Baste con comprobar sus Bonos Patrióticos -hoy bonos basura- y la no despreciable cifra de 52.000 millones de euros anticipados por el Gobierno de España. Mas pretende irse de España sin pagar. Y volviendo al tortazo: nosotros los españoles junto con los españoles de Cataluña, somos los abofeteados por Junts pel Si, los de la CUP y Catalunya si es pot. Rajoy es simplemente «un mandao» de la Constitución y no puede actuar (y no debe actuar) hasta que los hechos se han consumado. Anticiparse a los hechos le correspondería a los Martínez Anido de turno y afortunadamente eso no lo permite la Constitución que Mas y sus segundones reniegan.