Tras la petición del jefe del Estado al socialista Pedro Sánchez de que forme gobierno, escribo hoy lo que me he privado de hacer, por hartazgo, en días anteriores: todo este proceso hacia la formación de gobierno o no, me parece nauseabundo. Dijo Sánchez: “¿Qué parte del no, no ha entendido Mariano Rajoy?” Se estaba refiriendo al no contundente y persistente suyo y de su partido a cualquier negociación con el PP, mientras que el día 2, martes, declaró que hablará con todas las formaciones, incluida la conservadora de Rajoy, lo que vimos el día 12 con el numerito de la mano incluido. El cinismo de este hombre, alzado en su odio visceral a lo que suene a popular o a derecha, no tiene límite. Poseé, desde luego buen estómago y amplias tragaderas si, como dice un día sí y otro también, elije gobernar con la extrema izquierda admiradora y seguidora de los regímenes chavista y castrista.
Me pregunto qué le habrá parecido la oferta realizada por Iglesias y las formas humillantes que hay empleado. El manifiesto ninguneo del líder de la extrema izquierda al candidato nombrado por el jefe del Estado es tan hiriente, que al secretario general del PSOE no deben quedarle ganas de sentarse con ese señor, crisol de todas las virtudes del progreso social. Pero la ambición de Sánchez también es grande y su temor a ser apartado del liderazgo en su partido le puede. Sánchez no ha mantenido un discurso coherente en ningún momento y el Rey puede haberse precipitado proponiendo a este hombre candidato a la presidencia del gobierno cuando no tenía nada amarrado. No olvidemos que también es potestad del jefe del Estado nombrar un independiente: pienso que Felipe VI debió hacer entender a los dos partidos mayoritarios de que un gobierno de compromiso no seríaa posible con ninguno de los dos jefes al frente: ni Rajoy ni Sánchez están preparados para tal fin y por supuesto, Albert Rivera no tiene suficiente ascendencia social ni número de diputados.
Pedro Sánchez vive exultante una auténtica campaña electoral, primero cara a su partido y, después, a los electores, por lo que pudiera pasar. Por su parte, Rajoy no renuncia a hacer lo propio y por ello avisa de que si el socialista fracasa, él intentará formar gobierno, o sea, más de lo mismo. Lo de Podemos me lo salto porque se califica a sí mismo con la pretensión inmediata de ocupar la mitad de un hipotético gobierno y con una vicepresidencia ocupada por él desde donde pretender dar forma a políticas de control. Un objetivo propio no sé si del leninismo o del estalinismo. Sencillamente, da miedo. Y, en fin, Ciudadanos dando la imagen de haber ganado las elecciones y de que son inevitables para la formación de cualquier ejecutivo. Nauseabundo dije y nauseabundo digo y por no dejar nada atrás, repetir que el Rey tiene y tuvo la potestad de nombrar a un independiente para negociar un gobierno posible. Pero no lo hizo y creyó en las posibilidades de un Sánchez que no contaba todavía con apoyo alguno. En fin, ustedes dirán si se salva algo en este despropósito y entelequia que es la España política. Si como parece, la composición del actual parlamento responde más a un estado de ánimo que a la convicción política de los electores, puede que en el futuro pueda tener arreglo pero, de momento, la inexistencia de políticos comprometidos con el servicio público es pura y triste realidad.
1 comentario en «EL LABERINTO.
Lo nauseabundo.
[Javier Berrio]»
Recuerdo cuando Pablo Iglesias II (dejo el I para el fundador del PSOE) sin protocolo alguno le entregó un «Juego de Tronos» al Rey Felipe VI. ¡Pardiez!…¿no será que el maquinador y maquiavélico macho Alfa de Podemos se veía venir semejante «sainete político»?…porque es lo que más se parece el espectáculo que estamos viendo. Además, y eso que en el 20 D no estaba en el libreto, la mosca cojonera de Esperanza Aguirre para Rajoy, a tirado «las alas» de gaviota y la toalla. Ahora solo falta que Rita (lo que se da no se quita pensará ella) Barberá renunciara a su cargo de Senadora por la Comunidad de Valencia. Pero volviendo a tu magnífico artículo: El exceso de soberbia de Pedro Sanchez le ha abocado al precipicio de someterse al dictamen de Pablo Igesias I, o recoger velas y contrito aceptar de mala gana la Vicepresidencia con Rajoy o con su sustituto (nunca mejor dicho, puesto que Rajoy es Registrador de la Propiedad, y en su ausencia, manda el Sustituto)….porque a otras elecciones parece que no beneficie ni a PP, ni a PSOE ni a Ciudadanos. Al final, es a lo que le convenga a los tres: formar gobierno tripartito y quizás mal menor para España….¿qué opinaría su Majestad el Rey Felipe VI?…y ¿Pablo Iglesias II?…la respuesta el 5 de Marzo.