Me pregunto si Pedro Sánchez está en sus cabales. Lo digo muy en serio. Si toda su artillería se reduce a cargarse a Rajoy, es que su ideología vale menos que una moneda de peseta. La búsqueda de una alianza inimaginable del líder socialista con Iglesias y con Rivera, persigue su consagración en la iglesia neoecuménica de la renacida Internacional Comunista como el máximo líder del Komintern.
El dislate radica en varios puntos: desde el cambio de siglo a la abolición de la sociedad de clases, pasando por la recreación de los soviets. En su indescifrable cábala sociopática, don Pedro quiere abducir a don Albert y emocionar con su verbo de tómbola de feria a los soberanistas más recalcitrantes, léase don Rufián, don Tardá y don Barrufet.
Alguna vez escuché a un viejo amigo una frase que jamás dejé de utilizar: “dónde irás, buey, que no ares”. Si Pedro Sánchez decide reeditar el Politburó de la Unión Soviética, es muy libre de hacerlo. La Ejecutiva del Psoe, como sustituta de su Comité federal, es una aberración de dimensiones siderales. El nuevo Presidium, a la usanza estalinista, decide y acomete la política a seguir mientras el Comité central/Comité federal conforma su estructura a expensas del juego de poderes e influencias del Secretario General, que consolida su posición a fuerza de patadas democráticas internas.
Si se confirma que el Comité Federal del Psoe se convoca en este mes de septiembre, vamos a tener una vendimia adicional por aquello de ir a por uvas al valle del Duero y beberse el vino que se embotella en tierras del Guadalquivir. O el máximo órgano del Partido entre Congresos se hace valer, o el Politburó de Sánchez, Hernando y Luena regurgitarán al Comité Federal. Si permiten al sucesor de Zapatero en la dirección del partido erigirse, de nuevo, como candidato a la presidencia del Gobierno de España, el golpe institucional será de época. Lo de Pedro Sánchez no es cuestión de semblante como Felipe o de talante como Zapatero. Ni siquiera de careta. Lo suyo es pura y dura jeta. Con 85 escaños, no se puede aspirar a presidir un gobierno, salvo que la alta fiebre del señor Sánchez comporte un diagnóstico cercano al delirio.
Uno puede entender que el Psoe niegue el sí a la investidura del presidente de los populares. Lo que resulta incomprensible es que, con la que está cayendo, no se haya producido una abstención suficiente en número para que los síes superen a los noes. Y a partir de la investidura del “menos malo”, ponerse al frente de los grupos de oposición capaces de enderezar el rumbo del PP.
El influjo de podemuchos y podetodos sobre Sánchez es mayor del que está dispuesto a reconocer. Pudiera tratarse de un problema político de identidad asociativo. De serlo, se requiere urgente tratamiento. Mientras tanto, los responsables de la curación de la enfermedad deben concentrar toda la medicina en evitar que el Komintern soviético se materialice en la España del siglo XXI y que el Politburó silencie al Comité Federal. En caso contrario, atención a las pirañas venezolanas del espíritu de Iglesias, cuidadín con las reminiscencias retrógradas del ciudadano Alberto Garzón y, sobre todo, ojo con los bombarderos de nuestra carta constitucional.
Un Napoleón se cargó la revolución francesa. Otro, más alto pero más torpe, quiere poner fin a la democracia instaurada durante la transición política española. Con lo que nos costó acabar con la dictadura.
1 comentario en «TERETES.
Komintern o Politburó.
[Paco Velasco] »
A Pedro Sanchez lo eligieron los militantes de su partido en primarias abiertas, casi como a Rajoy, vaya… Ya solo faltaba que los peperos nos dieran lecciones de democracia interna.