Jornada cargada de historia la que ha vivido esta tarde-noche del sábado la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte, con la salida en procesión extraordinaria de la imagen de Nuestra Madre de la Consolación y Correa en sus Dolores, en lo que va a ser el acto de culminación de la celebración del centenario.
La salida, sobre las 17.45 horas, ha estado cargada de simbolismo y de momentos que difícilmente se volverán a repetir. La imagen de la Virgen de la Consolación se encontraba desde hacía varias jornadas en la iglesia de la Esperanza y ha sido desde aquí desde donde ha salido a la calle entre una lluvia de pétalos. Y ha salido bajo palio, algo que no se producía desde el año 1952. Y no bajo un palio cualquiera, sino bajo el palio de María Santísima de la Esperanza Coronada, cuya hermandad lo ha cedido para un momento tan señalado para su homónima de la Buena Muerte.
En el cortejo procesional ha habido representación de las hermandades que cuentan con la medalla de oro de la Buena Muerte: las que cuentan con titulares coronadas, las Dolorosas y La Cinta, y el acompañamiento musical ha estado a cargo de la Banda Municipal de Villalba del Alcor, que ha incluido en su repertorio tres marchas especialmente dedicadas a Nuestra Madre de la Consolación.
La hermandad ha hecho tras su salida estación ante la iglesia conventual de las Hermanas de la Cruz, para dirigirse posteriormente hacia la Parroquia de la Purísima Concepción y a la Iglesia de Santa María de Gracia de las Madres Agustinas.
Con todo, el momento más esperado ha sido la llegada de la comitiva religiosa al Colegio Santo Ángel, donde ha tenido lugar la inauguración de un azulejo, por ser en este centro donde se fundó la hermandad.
Destacar que la Virgen de Consolación, que en esta ocasión ha contado con Antonio Bejarano como vestidor, ha estrenado el rostrillo, el pañuelo y los puños, que son un regalo del grupo juvenil.