Comienza el recreativismo a estar preocupado por la situación deportiva y burocrática del Decano. Hay miedo en pensar qué pasaría si cuando se abra el concurso público, los inversores que desean hacerse con el Recre deciden dar un paso atrás si el equipo está lejos de la salvación.

Las inversiones en el mundo, desde que la economía de mercado es tan plural y abierta, se dejan influenciar por conflictos bélicos, el quién será el próximo presidente de un país, el cómo acabará una huelga de larga duración…En definitiva, acontecimientos que hacen paralizar una inversión madurada.

Este pensamiento no es ajeno a la situación del Decano, dado que si a este punto y hora, comprar el Recre pudiera servir para arreglar los problemas, igual pasado un mes ya no sería igual si el equipo no reacciona y sigue en descenso y con el plazo para reforzarse cerrado.

Un equipo que una vez se abra el concurso público estuviera a cinco puntos de la salvación, no interesaría a ningún inversor. Y sobre todo teniendo en cuenta la millonaria deuda que el club posee. Todo lo que no sea una venta antes de la apertura del mercado invernal podría ahuyentar a todo inversor.

Y de esta reflexión con tintes reales y bajo el paraguas del sentido común, siguen saliendo voces que están pidiendo a los dueños del Recre que cuanto antes ponga en marcha el mecanismo de la venta antes de que el coche tenga una avería mayor.

Además, no hay excusas para la no venta, según un informe jurídico sobre la titularidad y posible tramitación de las acciones del Real Club Recreativo de Huelva SAD.

En ese informe fechado a dos de septiembre de 2016 y que está depositado en el Ayuntamiento de Huelva, explica las vías legales para poner cuanto antes el procedimiento de venta.

Sea como fuere, ahora llegan dos partidos complicados que podrían marcar el futuro inmediato de la entidad. Lorca y Melilla calibrarán en qué posición queda el Decano para poner en marcha un plan no concebido, pero que tras una presión social tal vez pudiera dar un giro copernicano.