(Texto: J.J. Conde) En este mes hubiera cumplido los 74. Nacida en la ciudad de Port Arthur (Texas), el 19 de enero de 1943, Janis Joplin comenzó a cantar prácticamente desde pequeña. Su auditorio se reducía en aquella época a sus compañeros de clase. En 1960 pudo ingresar en la Universidad de Texas, conectando rápidamente con la música de Bessie Smith. En el 61 viajó a Los Ángeles y San Francisco, y fue tanta la impresión que estas dos ciudades le causaron que a su vuelta a Texas sus mismas amistades no salían de su asombro cuando quien se presentó ante ellas era una chica completamente transformada: por sus vestimentas, su lenguaje un tanto ordinario y las historias que contaba sobre sus aventuras sexuales y que escandalizaron a muchos. No le perdonaron esta “traición” y en una fiesta universitaria la proclamaron “el hombre más feo de la universidad”. Janis Joplin no pudo soportar esta cruel broma y abandonó Texas, marchándose a San Francisco. Aquellas dos ciudades que anteriormente había visitado cambiaron definitivamente el rumbo de su vida.
En San Francisco inició su carrera musical, cantando en pequeños clubes de la parte norte y en donde se reunían toda una serie de personajes que ofrecían colorido y arte por doquier: beatniks, folk-singers, bluesman, poetas, pintores, etc. En ellos se formaron los primeros grupos de rock y de rhythm and blues de San Francisco. Y con uno de estos, los Big Brothers y The Holding Company, ejercía Janis Joplin como cantante. Tanto se complementaron que muy pronto les llegó el éxito. Éxito que terminó de cuajar con la actuación que dieron en el Festival de Monterrey de 1967 y que supuso el ascenso de Joplin al estrellato, siendo reconocida de inmediato por la crítica y por el público. Y es que su voz, rota y desgarrada, su entrega total en el escenario, eran la clave del triunfo de Janis Joplin.
Junto a los Big Brothers grabó el elepé “Cheap Trills”, en 1968, que incluía canciones tan emblemáticas como “Summertime” y “Piece of my heart”. Su fama crecía de tal manera que se la comparaba con los grandes “monstruos” del momento: Mick Jagger, Jimi Hendrix o Jim Morrison. En su segunda grabación, “I got dem ol’Kozmic blues again mama!”, que data de 1969, su grupo habitual dejó de acompañarla por presiones del marketing, y su representante le buscó músicos que estuvieran a su altura actual. Este cambio repentino, brusco, hizo tambalear la frágil estructura de Janis Joplin. No se acoplaba bien con el nuevo grupo, no se sentía bien consigo misma. Ello, unido al rápido avance de su carrera, hizo que se transformara su carácter. Ser considerada en esos momentos la reina blanca del blues le pesaba como una fría losa. El whisky se convirtió en su compañero de fatigas. Y no era raro verla deambular, completamente borracha, por los hoteles, por los estudios de grabación y sobre los escenarios. Sus depresiones se sucedían cada vez con mayor frecuencia… Se estaba quedando sola. De su último álbum, “Pearl” no pudo grabar nada más que once canciones. Era 1970. Y el día 4 de octubre de ese mismo año fue encontrada muerta en la habitación de su hotel de Hollywood. El parte dictaminó sobredosis de heroína. Janis Joplin no pudo resistir demasiado tiempo en esa espiral tan peligrosa. En una de sus letras decía: “Sentada junto a la ventana, mirando la lluvia, / algo se apoderó de mí / y fue como si me pusieran una bola y una cadena.”
1 comentario en «EL ESTERO: Janis Joplin»
Magnífico artículo, sobre la figura de esta gran mujer.
Gran voz, con el alma desgarrada.
Incomprendida por muchos, la muerte, vino a «rescatarla»
Gracias, Sr. Conde.