(Texto: Federico Soubrier) Este lunes se reúnen los sindicatos de la Función Pública con la Secretaría de Estado para tratar la recuperación de la jornada laboral de 35 horas.
De salida, Cristóbal Montoro se opone aludiendo que prevalece el criterio de la Comunidad Económica Europea, olvidándose de Francia y Portugal.
Me gustaría puntualizarle al ministro de un gobierno que se ha llevado un año sin gobernar varias cosas: parece mentira que cuando su gabinete, en un estado un tanto cargado de testosterona, aceptó que Alemania nos impusiera la jubilación a los sesenta y siete años, no encontraran extraño que al mismo tiempo Angela Merkel pidiese para los suyos la edad de sesenta y tres, en un intento de encontrar apoyos para su gobierno. No sería mala idea que echase unas cuentecitas de a cómo sale la semana laboral en tiempo si te vas cuatro años antes.
Tampoco creo que se le haya pasado por la cabeza que nos tiene congelados los salarios desde hace más de quince años, por decir un número al azar, que por supuesto se queda corto, compensando semejante dispendio con horarios o días, hasta que se les olvidó aquel pacto ruin.
Entiendo que ustedes, que faltáis a las cámaras alta y baja cuando os sale de vuestros bemoles, no comprendáis lo que supone para nosotros el justificar un día, poco menos que las investigaciones del CSI. Los políticos no rinden cuentas a nadie, claro que si no lo hacen de la corrupción a cuento de qué lo harían de hora más hora menos de jugar al Candy Crush a la semana.
Resulta un agravio comparativo que algunas autonomías, como puede ser la andaluza, sí gocen ya de esa jornada, aunque no olvido que sus trabajadores han tenido que soportar la denigrante devolución de aquella paga extra robada en fascículos irrisorios, aun más si cabe que los trabajadores de la AGE.
También podría usted aludir que la citada jornada afectaría a la atención al público, cuestión que nunca se daría, dado que, aunque ustedes no llevan a cabo la tasa de reposición de efectivos tras su jubilación, nosotros venimos asumiendo ese trabajo, sobre un 25 %, desde tiempo inmemorial para sacarles las castañas del fuego.
En cualquier caso, decida lo que decida, sepa que ahora tiene ministros y jefes de instituciones nuevos, algunos procedentes de Andalucía que están acostumbrados que sus funcionarios tengan horarios algo más decentes y saben que muchas de las participaciones en concursos de méritos que asolan ciertas entidades son debidas a los horarios estrictos o de cortesía que cada director decide aplicar en su centro, en base a una postura personal.
A ver si se va implementando el Estatuto Básico del Empleado Público, al que tantas horas dedicamos para su negociación administración y sindicatos y quedó en papel mojado. Da qué pensar de qué valen sus trabajos, dietas y alojamientos, si donde dije digo, digo Diego.
En cualquier lugar, señor ministro Montoro no es oro todo lo que reluce y sería un error querer comparar nuestro país, el de los sueldos irrisorios, con esa UE en la que ustedes se encuentran tan bien agasajados. La carga a la que tienen sometida a Función Pública, que no hace más que resolverles la papeleta y conseguir que esto funcione, es más que indecente; que unos realicen el esfuerzo y otros se cuelguen las medallas da vergüenza, sencillamente es penoso pretender medirlo todo con el mismo rasero.