(Texto y fotos: Blas Miguel Hernández) Comenzó la séptima noche del concurso, una noche que se presentaba algo más larga por la inclusión de un grupo más que en días anteriores, lo mismo que que sucede con la última noche de preliminares, pero lejos de cansar, el público se mostró despierto y satisfecho por la variedad de modalidades que actuar, la diversión que propiciaron las murgas y el buen cantar de las comparsas concursantes. Por todo ello y porque coincidían tres grupos de la capital y uno de la vecina Punta Umbría, se colgó el cartel de no hay entradas.
La primera en salir a escena fue la comparsa de Isla Cristina “El plan C”, que desde un almacén donde maquinan la conspiración para sus turbios asuntos, y vestidas al estilo de los gánster de “El padrino”, explican como urdir un plan para llegar a la final del carnaval de la que no bajarán del segundo.
La verdad es que acostumbrado a ver a esta agrupación de princesas y sirenas, pues como que me ha gustado el rollito de verlas en plan “malotas.
Los pasodobles los dirigieron uno hacia Huelva, donde destacan a su gente por encima de la monumentalidad que posee y cómo hizo piña para salvar al Decano o para recibir a Carolina Marín y en protesta por los recortes en la sanidad, pidiendo que Huelva no calle todavía que aún quedan las fábricas y los fosfoyesos por los que pelear.
El segundo hacia Andalucía, del orgullo de ser andaluz y como hemos perdido el norte en una dura crítica hacia Susana Díaz, que entre otras cosas la tacha de haber convertido nuestra autonomía en un sucio burdel, y emulando la letra del himno andaluz nos invitaron a levantarnos contra los farsantes. Buenas letras para este primer pase.
En los cuplés bromearon con el pase a las semifinales, con la vuelta de los grandes que se lo pondrán difícil y el soborno que le han hecho al jurado y en el segundo a lo poco que duran las baterías de los móviles. En su popurrí entran en guerra poniendo en marcha su plan C que por muchas argucias que planeen el mejor plan es el compañerismo y la convivencia, el corazón, tener con quien celebrar la fiesta siendo elegante. Buena agrupación.
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