(Texto: Federico Soubrier) A groso modo coincido con Trump en que el brexit es bueno para Inglaterra y en que la UE no es buena para los europeos, quiero decir, para el pueblo llano del antiguo continente. Las clases altas, como siempre, a la postre son las que salen beneficiadas incrementando constantemente la desigualdad social, de ahí que los recortes siempre corran a cargo de los más débiles, a la sombra de la orgía económica de Bruselas.
Menudo robo vandálico el de sustituir nuestras pesetas por euros y equipararnos con quienes cobraban mucho más.
Jamás podré entender que si la banca recibe un rescate, esta siga repartiéndose beneficios anuales sin devolver lo que hemos tenido, o tendremos, que pagar nosotros.
A partir de ahí, me parece que este presidente sin experiencia política, alzado por los latinos de clase media baja ya aburguesados en Estados Unidos, en un intento auto racista de que dejen de llegar sus hermanos inmigrantes y que puedan abaratar sus salarios actuales, va a abrir la caja de Pandora llevándonos a todos a una hecatombe si es que no se aburre pronto, cuestión más que probable, eso de partir cada día una piñata con los ojos vendados debe cansar lo suyo. La condición humana no tiene solución, menudo “sueño americano”.
Trump con su “América primero” ha conseguido que los líderes de la Unión Europea tiemblen en sus poltronas tachándolo de “amenaza”, arengando a que ningún presidente europeo lo recibiese en su país, viniéndose abajo en dos días para adjetivarlo ya suavemente como “un reto”. Siento curiosidad por saber quién será el primero que lo lama agitando el rabo. Se nota que hay miedo, ahora quieren aplicar la psicología con una persona que me recuerda a un primate con un palo rompiendo platos y vasos a su antojo en una cristalería.
La magistratura le ha parado los pies en menos de una quincena y ha cogido la primera pataleta, lo que viene a demostrar que su democracia está por encima de este esperpéntico show que no ha hecho más que empezar. Amigo de los rusos, metiéndose con los chinos y enganchado al twitter, nunca pensé que habría alguien capaz de hacerle sombra a las estupideces de algunos de nuestros políticos, he de reconocer que este artista tiene su mérito, pero para ser tan excéntrico debería tener su punto de genialidad, lo que dista muchísimo a mi entender.
A ver si alguien le regala un ejemplar de “El Príncipe de Maquiavelo” y le conseja que lo lea.