Me llamo Flavia, tengo 25 años. Me encanta hacer deporte, reír, correr y saltar, me gusta estar con mi familia, leer, aprender y disfrutar. Tengo una enfermedad rara, de esas que nadie investiga, de esas que nadie sabe cómo evolucionará.
Pienso que todas las personas tenemos limitaciones, unos para unas cosas y otras para otras. A mis limitaciones le llaman “Discapacidad”. Ese nombre te cierra tantas puertas, que llega un momento en el que tu vida deja de tener sentido, en el que no sabes si realmente merece la pena seguir aquí, en el que no sabes qué es lo que tú puedes aportar.
He llamado a mil puertas que no se han abierto, lucho cada día por encontrar mi lugar, pero a veces te entran ganas de tirar la toalla, cuando ya no puedes más.
Después de muchos meses, decidí apostar por el deporte, por la natación, por perfeccionar, para poder competir y defender los colores de mi Provincia, de mi Ciudad. Empecé con mucha ilusión, con una gran esperanza, por fin creí que podía aportar un mi granito de arena a esta sociedad. Feliz por haber encontrado un sentido a mi vida, empecé a soñar y de golpe alguien me despertó y me hizo llorar, me recordó que tengo limitaciones, que ya no podía entrenar, que debía abandonar mi sueño, que de nuevo no había sitio para mí en esta sociedad.
Pero yo seguiré luchando, porque igual ese es mi papel, el de concienciar a este mundo de estas injusticias, de que hay muchas personas como yo que necesitamos nuestro lugar, que merecemos ser felices como todos los demás.
Solo quiero que hoy TÚ seas consciente y me ayudes a luchar.