(Texto: Federico Soubrier) No me parece mal que haya días internacionales para recordar los problemas que sufrimos a nivel mundial, lo que me parece nefasto es que los políticos, antes de la comilona internacional de ese día, salgan a las puertas de las instituciones a mostrarse compungidos, sobre todo a hacerse la foto, y después se metan para dentro a continuar no haciendo nada, importándoles bien poco lo que acaban de reivindicar.
No olvidemos que los del poder legislativo tienen en su mano el hacer y el deshacer, tal como congelar sueldos, recortar prestaciones o subir los impuestos, son los únicos que tienen la capacidad de decidir lo que estimen “justo”. En última instancia son los responsables de la permisividad o no de cualquier asunto importante, porque nosotros ponemos en sus manos la posibilidad de gestar las normas que deben regir nuestras vidas.
Por ejemplo, la manifiesta desigualdad salarial entre hombres y mujeres, ¿por qué no entran después de la farsa mediática, se sientan en el puñetero sillón que se les ha “prestado” y legislan que todos cobremos igual según categorías? Lo que se viene haciendo en la administración pública desde tiempo inmemorial.
La respuesta es fácil. Aquí mandan los empresarios que a la postre es la banca, lo mismo que en Estados Unidos, pero sin un aburrido millonario que escenifique en primera persona lo que se cuece en todos los países.
Recuerdo cuando decidieron que teníamos que tributar, no tuvieron problemas en ponerse de acuerdo, sentarse y legislar, lo mismo que cuando se quieren subir los sueldos; fue una trampa, a los curritos nos dejaban desgravar en el IRPF los uniformes, las herramientas e incluso los gastos anuales de la farmacia devolviéndonos algo de dinero. Cuando nos tuvieron dentro de la jaula quitaron todos los regalitos y machacaron a los más desfavorecidos atrapados en sus redes.
¿Por qué nos repiten cien veces imágenes violentísimas de maltratadores en acción? Después nos enteramos que solo se les sentencia inicialmente con la irrisoria condena de dos años y seis meses y que al final, con las rebajas, les quedan que cumplir, en el mejor de los casos, solo el pico de los meses, ¿es que no sienten vergüenza ajena como nosotros? Mucha propaganda también contra la violencia de género pero al final humo. ¿Cómo quieren que las mujeres denuncien? ¡Siéntense y solventen, que para eso cobran!
Se me antoja que como en estas historias de las que vive demasiada gente con reuniones, dietas, desplazamientos, dípticos y trípticos, si alguien trabajase en una brigada para terminar con los bandoleros de Sierra Morena, y ese equipo viviese a cuerpo de rey con fondos reservados a su disposición, lo mismo dejaría campar a sus anchas a José María “El Tempranillo” para que no se le acabase el chollo.
Mire usted, días internacionales vale, pero políticos haciendo el paripé, no los quiero ni ver…