La Junta de Andalucía apoya “de manera decidida” la diversificación del sector de los frutos rojos y, dentro de la misma, la expansión de arándano en la provincia de Huelva con una “apuesta firme” por la investigación integral del cultivo. Lo hace, según ha remarcado el presidente del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA), Jerónimo Pérez Parra, durante la inauguración de la III Jornada Técnica sobre esta berry promovida por el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Andalucía Occidental (Coitand) en el Campus Universitario de La Rábida, a través de hasta cinco centros experimentados repartidos por toda la comunidad autónoma que no dejan de indagar y llevar a cabo ensayos científico-técnicos y de I+D+i.
El máximo responsable de la entidad adscrita a la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural ha especificado que, en el campo concreto del arándano, se trabaja en hasta una veintena de proyectos multidisciplinares que abordan la obtención de material vegetal, el desarrollo de nuevas variedades o aspectos relacionados con las cualidades nutritivas y organolépticas de este fruto rojo. Todo ello, sin olvidar, como ha continuado, las prácticas agronómicas, la optimización del uso del agua o la fitopatología vinculada al cultivo. A ello dedican “toda su capacidad investigadora” los centros del IFAPA de Huelva, especializado en agronomía (evaluación de variedades, ecológico…); de Churriana, en Málaga (centrado en la mejora del cultivo); de Sevilla y Almería (control integrado y fitopatología); y de Córdoba (riego y valor nutritivo).
La meta última, ha aseverado Jerónimo Pérez Parra, es que todo ese conocimiento sea transferido a los agricultores, para que “cumpla su misión”, la de derivar en innovación en las explotaciones y en valor para las producciones. Para ello, el IFAPA realiza una “intensa labor” de formación que se ha traducido, en los últimos cinco años, en la ejecución de 138 actividades divulgativas que, junto al esfuerzo de otras instituciones como la Universidad de Huelva (UHU), “vienen a reforzar el saber hacer y el carácter emprendedor de un sector que ha convertido a los frutos rojos de Huelva, en general, y al arándano, en particular, en todo un referente internacional”, ha sentenciado.
El acierto de la diversificación
El delegado territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Pedro Pascual Hernández, se ha pronunciado en esta misma línea al aplaudir la creciente incorporación de otras berries como el arándano o la frambuesa a los campos de fresa onubenses, una orientación hacia la diversificación que, desde su óptica, minimiza el riesgo que entraña la dependencia de un solo cultivo, ya sea por las fluctuaciones del mercado o por las siempre incontrolables adversidades climatológicas, y contribuye a mejorar los precios de las distintas producciones, al ajustar la oferta a la demanda y evitar así la saturación de los destinos. Esto, a su juicio, tiene una consecuencia directa, “la generación de más riqueza y, por tanto, de más empleo en nuestro medio rural”.
Pedro Pascual Hernández ve una prueba fehaciente de ello en la propia evolución de las exportaciones de frutos rojos, que, en la última campaña consolidada, han aportado a la balanza comercial onubense 994,29 millones de euros por la venta al exterior de 340.557 toneladas, lo que implica un aumento de la facturación del 22,80 por ciento con respecto al ejercicio anterior, cuando se comercializaron fuera de las fronteras nacionales 300.199 toneladas de berries por un importe de 809,71 millones de euros. “Se vende más y a mejor precio”, ha subrayado el responsable del ramo en la provincia.
Las causas directas, desde el punto de vista del delegado territorial, sin obviar el “empeño constante” del sector por la modernización de las explotaciones, descansan en la tendencia creciente a la concentración de la oferta (Huelva, que tiene un ejemplo de asociacionismo en Freshuelva, contabiliza ya, además, ya hasta 28 Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas -OPFH- reconocidas), clave para la comercialización y el poder negociador de las producciones; y en la diversificación, con una reducción progresiva en los últimos años de la superficie de fresa, fijada hoy en 6.000 hectáreas (ascendía a 6.400 en la campaña 2015-2016), a favor de un incremento de la de otros frutos rojos como el arándano (1.780 hectáreas en producción en la actualidad frente a las 1.380 del ejercicio pasado) o la frambuesa (2.130 hectáreas, 315 más que en el curso anterior).